Apesar de la contundente negativa del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el lendakari, Juan José Ibarretxe, no se da por enterado e insistirá en su plan. Después de la reunión de dos horas que ambos mantuvieron ayer en la Moncloa se comprobó que ni uno ni otro están dispuestos a ceder. Zapatero, en un gesto poco habitual, compareció después ante los periodistas para así mostrar su firmeza ante la opinión pública y de paso evitar que el PP le acusase de falta de valentía y claridad en un debate que promete formar parte del menú electoral. El presidente apeló a la Constitución para reiterar que la consulta que Ibarretxe sitúa en octubre del 2008 no se celebrará, porque es ilegal. Y el lendakari, apoyándose en una interpretación interesada de los estatutos catalán y andaluz, defendió que la convocatoria de esta consulta "no admite discusión".

Ibarretxe viajó hasta Madrid para exigir "respeto" y "argumentos", y Zapatero le dio ambas cosas. Le recibió al pie de la escalinata del palacio de la Moncloa y, eso sí, con una sonrisa más tímida de lo que es habitual en el presidente, le saludó de manera cordial. Ya en el interior, le ofreció las explicaciones que el lendakari pedía. Zapatero le explicó que para las propuestas políticas solo existe un camino, "el de la legalidad y la Constitución", y que para realizar una consulta popular, ya sea vinculante o no, solo puede impulsarla el Estado, a través del Gobierno o de las Cortes.

"NADIE ESQUIVA LA LEY" El presidente remarcó que, aunque la consulta que propone Ibarretxe no fuese vinculante, continuaría estando fuera de la legalidad. "Como el agua, debe estar claro que no puede convocar ningún tipo de consulta, aunque no fuera vinculante; lo que no se puede hacer, no se va a hacer y no se hará", sentenció el jefe del Ejecutivo. Por si su posición no quedaba clara, Zapatero lanzó una advertencia: "En el Estado de derecho nadie esquiva la ley".

Pero no convenció a Ibarretxe. Ni mucho menos. Según el lendakari su propuesta es legítima, porque prometió a la sociedad vasca que iba a ser consultada. Y también defiende que es legal porque, en su opinión, él tendría que solicitar la colaboración del Gobierno, pero que este no valoraría la legalidad o no, sino que la aprobaría o no simplemente "por cuestiones políticas".

Además, mientras Zapatero encontró sus argumentos en la Constitución, el lendakari los buscó en los estatutos catalán y andaluz. Concretamente en el artículo casi idéntico que en ambos textos hace referencia a la posibilidad de convocar consultas por parte de la Generalitat y la Junta. Pero tanto fuentes del Gobierno catalán y andaluz como los juristas consultados afirman que los estatutos no permiten realizar una consulta como la que propone Ibarretxe porque en la práctica es un referendo y, por lo tanto, tal y como establece la Constitución, rebasa las competencias autonómicas y es una facultad reservada al Estado.

Otro de los argumentos esgrimido por Ibarretxe para defender su propuesta fue el reciente y fracasado proceso de diálogo impulsado por Zapatero para intentar que ETA abandonase las armas e iniciar así el camino de la pacificación.

"UN DISLATE" El lendakari aseguró no entender cómo se estaba "negociando con Batasuna y ETA hace cuatro meses" y, sin embargo, ahora el Gobierno español rechazaba una propuesta del "pueblo vasco". El presidente, visiblemente molesto, evitó replicarle. "No voy a entrar en las valoraciones que ha hecho sobre la tarea de buscar el fin de la violencia en el proceso de paz. Lo digo porque normalmente no me gusta entrar en valoraciones que suponen un dislate", se limitó a responder Zapatero.

El presidente insistió en que solo existe una manera de dotar a Euskadi de mayores cotas de autogobierno y es el mismo que han seguido otras comunidades: la reforma del Estatuto. Zapatero, que en diversas ocasiones recordó que el lendakari lleva siete años insistiendo, primero con el plan Ibarretxe --rechazado por las Cortes en febrero del 2005-- y ahora, con una propuesta que el presidente definió de "segunda parte", le emplazó a rectificar en lugar de insistir por esta vía. Por eso el presidente pidió de nuevo al lendakari que busque el "máximo consenso" entre los partidos vascos y que solo si opta por ese camino podrá contar con la colaboración de los socialistas vascos y del PSOE.

Pero vista la contundencia de las palabras de Ibarretxe no parece que esté muy dispuesto a rectificar. Se fue asegurando que no daba por zanjada la cuestión y recurrió a una cita del presidente israelí, Shimon Peres, para calificar la reunión de "un encuentro titubeante negado por las dos partes". Pero ayer nadie negó el encuentro. Tampoco pareció que nadie titubease. Simplemente se cumplió el guión previsto. Aunque Ibarretxe, antes de regresar a Vitoria, avisó: "El pueblo vasco es un pueblo de 7.000 años, es un pueblo muy tenaz, y el lendakari también".