Los abucheos se mezclaron con los aplausos y la crispación política de los últimos días no llegó a la calle. Nobleza obliga y, seguramente por eso, tampoco en la recepción que los Reyes ofrecen para celebrar la fiesta nacional afloró la tensión acumulada a raíz de la campaña emprendida por el PP en defensa de los símbolos nacionales. Eso sí, en las calles de Madrid los balcones lucieron más banderas que en años anteriores. También se vieron más en el paseo de la Castellana, que volvió a llenarse de autoridades y ciudadanos que no quisieron perderse el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas, acto que simboliza la celebración del 12-O. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, consciente de que iba a ser el blanco de los pitidos de un sector del público, optó por una llegada discreta, tanto que ni se le vio hasta que accedió al palco. Pero ni así pudo evitar los abucheos. Una parte de los presentes escogió el momento más solemne del acto, el homenaje a los soldados fallecidos, para proferir gritos de "Zapatero dimisión".

LIBERTAD DE EXPRESION El presidente consideró que estos abucheos ya son "un clásico", y los enmarcó en la libertad de expresión. Su máximo rival político, Mariano Rajoy --que presenció el desfile bandera en mano--, afeó el gesto de quienes expresaron la protesta en tan desafortunado instante. "Cada uno es libre. Pero yo no lo hice ni lo hubiera hecho", proclamó un líder de la oposición que se declaró partidario de que "nadie se meta con nadie" en estos eventos. Y, el Rey, ajeno --al menos aparentemente-- a la polémica generada en torno a su figura, hizo gala de su habitual buen humor.

El Monarca, acompañado del resto de miembros de la familia real, saludó a las autoridades. Cercano con Zapatero; frío con Rajoy; amable con el líder de Izquierda Unida y confeso republicano, Gaspar Llamazares; y cómplice con el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, que recientemente reveló que el Monarca le había transmitido en privado que estaba más preocupado por las críticas de cierta derecha mediática que por la quema de sus fotos.

Zapatero no desperdició la ocasión para tratar de desinflar el debate abierto sobre el papel que desempeña en España el jefe del Estado: el Rey está siempre "donde tiene que estar"; la institución monárquica goza de buena salud y los últimos ataques que ha recibido la Casa Real no alcanzan siquiera, según el presidente, la categoría de "resfriado". Criticó, asimismo, que, como ocurrió ayer, grupos minoritarios que constituyen un "mal ejemplo" quemen fotografías de políticos como Josep Lluís Carod-Rovira, como ocurrió ayer en Valencia y Barcelona. De esta cuestión también opinó Rajoy, que rechazó la acción y dijo esperar que no se le haga responsable de que se destruyan retratos del líder de ERC.

LA AUSENCIA VASCA Entre las ausencias, la más destacada, aunque ya estaba prevista, fue la del lendakari, Juan José Ibarretxe. El martes se verán las caras con Zapatero, pero de nuevo el presidente insistió en la inviabilidad de la propuesta de referendo que ha planteado el lendakari. Zapatero remarcó ayer que la única etapa que cabe ahora es que "ETA abandone las armas", descartando así iniciar ahora un nuevo proceso de diálogo. Además, asumió la responsabilidad por las conversaciones con ETA: "Hice muchísimos esfuerzos para que el diálogo acabase con la violencia". "Hoy no podemos hacer una evaluación del futuro. Falta perspectiva", se limitó a añadir. Más tarde, en San Sebastián, los aberzales se enzarzaban con la Ertzaintza.

Rajoy no quiso hablar ni de ETA ni de Ibarretxe en la conversación informal que mantuvo con la prensa en el Palacio Real. No obstante, apuntó que a España le falta "rumbo y certidumbre" por las políticas "erráticas" de Zapatero, entre las que destacó el proceso de paz y las reformas estatutarias. Y, por supuesto, aprovechó para defender su campaña Somos España .

Rajoy describió su polémico vídeo como un mensaje "en positivo", y aseguró haber recibido el apoyo de varios embajadores. Negó que su intención fuera meterse con el presidente, pero tuvo que rectificar sobre la marcha el bando que ayer leyeron sus alcaldes, y que, en principio, iba dirigido a Zapatero. Todo por un error informático...