La derecha eligió ayer uno de los peores momentos del acto castrense para mostrar su malestar con el presidente del Gobierno. Justo cuando José Luis Rodríguez Zapatero abandonó el palco para hacer la ofrenda floral por los soldados caídos por España, estallaron los silbidos y gritos que exigían su dimisión. Los abucheos se repitieron al final de la parada militar pese a que el presidente, para esquivar las manifestaciones de protesta, cambió su itinerario habitual y accedió y abandonó la tribuna por el acceso menos visible. Además de estas críticas, habituales en los tres últimos tres desfiles, la presencia de cientos de banderas marcó el 12 de octubre más crispado de la historia.

Los gritos contra el presidente comenzaron justo cuando quien narraba el acto por megafonía pronunció el nombre de Zapatero, al anunciar que se iba a desarrollar al homenaje a quienes dieron su vida por España. Los abucheos procedían básicamente de una tribuna situada a la izquierda de las autoridades, pero fueron secundados por gran parte del público que no disponía de asiento y ni siquiera veía lo que pasaba en la plaza de Colón.

Fuentes de Defensa señalaron que es difícil saber quién se sienta en ese tarima, dado que las invitaciones no están numeradas ni son nominativas; se reparten a diversas instituciones y a los familiares de los militares que desfilan, que se distribuyen por las tribunas sin ningún orden.

APLAUSOS AL REY Los abucheos arreciaron en el momento más solemne, cuando se guarda un minuto de silencio por los caídos, lo que empañó el homenaje. Estas críticas causaron malestar a la cúpula militar, según expresaron varios altos cargos del Ejército en la recepción que después ofrecen los Reyes. Estos militares calificaron de "desagradable" que los silbidos se produjeran durante las honras a los fallecidos, apuntaron que el presidente merece respeto y dijeron confiar en que el año próximo sea "más calmado".

En contraposición al rechazo a Zapatero, el Rey fue recibido con aplausos. Pese a ello, entre el público había bastantes personas que reprobaban su silencio ante los ataques a su figura, según se desprende de las respuestas que ofrecieron a las preguntas de este diario. María Dolores Carpio, por ejemplo, señaló que el monarca "tendría que dar la cara". Iba con banderas y dijo que las lleva al desfile y las pone en el balcón. "Creo que es cobarde no sentirse español", espetó.

Como ella, la mayoría de los encuestados afirmaron que habían decidido asistir al margen del mensaje lanzado por el líder del PP, Mariano Rajoy, que animó a los españoles a festejar la fiesta nacional. Aún así, casi todos se mostraron a favor de la campaña del PP. Por ejemplo, Víctor y Lourdes apuntaron que es "normal" que Rajoy "defienda España" ante una situación en la que, a su juicio, "lo políticamente correcto es ser nacionalista". Pero también había quien criticaba al PP. Así, tres amigos con banderas gigantes denunciaban que si "ZP es un traidor", Rajoy es un "oportunista".

TRIBUTO ESPECIAL Más de 4.700 militares de los tres ejércitos y la Guardia Civil participaron en un desfile en el que se rindió homenaje especialmente a los cascos azules en el Líbano. Uno de los momentos clave de la parada militar fue cuando desfilaron las banderas de los 27 países que con España participan en la misión. También desfiló la de EEUU, como anfitrión de la sede de la ONU. Las unidades más aplaudidas fueron las de la Guardia Civil, la Legión y los Regulares de Ceuta y Melilla.

Zapatero presenció el desfile arropado por todos sus ministros, excepto Cristina Narbona, la titular de Medio Ambiente.