Un Comisario de la Unidad Central de Información Interior (UCII) de la Policía aseguró hoy que en ningún momento recibió ninguna instrucción del ministerio del Interior para orientar la investigación del 11-M hacia la organización terrorista ETA. Este testigo insistió en que ni desde la Dirección General de la Policía ni del ministerio del Interior "recibimos instrucción en ningún sentido" para orientar la instrucción, y destacó que a las tres de la tarde del 11-M tuvieron "sospechas bastante firmes" de que el terrorismo islamista estaba detrás de la masacre.

Así lo manifestó el testigo, que comparece sin ser visto por el público por motivos de seguridad, y, como experto en la lucha antiterrorista, aseguró que las organizaciones armadas, como ETA, son "bastante herméticas" en cuanto a su estructura interna y tienen cuidado de relacionarse entre ellas.

El comisario, que fue uno de los que participó en la "entrevista" mantenida con el acusado José Emilio Suárez Trashorras previa a su detención, manifestó que éste estaba "emperrado" en que "había unos moros de Madrid que habían volado los trenes" y que nunca habló de una posible conexión entre "los moros" y ETA.

Investigación de los detonadores

El testigo se trasladó a Oviedo el día 16 de marzo, junto a otro compañero de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), para investigar la conexión de los detonadores encontrados en la furgoneta Renault Kangoo hallada el 11-M en Alcalá de Henares, y la empresa "Caolines de Merillés", que explotaba Mina Conchita, de donde supuestamente se obtuvieron los explosivos usados en el 11-M.

Una vez allí, entrevistaron a responsables de esta empresa y a algunos trabajadores, pero explicó que las entrevistas "nos sirvieron muy poco", ya que daban la sensación de que era una "empresa modelo de la que no había posibilidad de sacar ni un lapicero". En esas investigaciones, además de los dos funcionarios que viajaron desde Madrid, participaron el jefe de la Brigada Provincial de Información de Asturias y un miembro del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Posteriormente, los agentes se trasladaron a la Comisaría de Avilés, y fue allí donde "Manolón" le dijo que había una persona que tenía información sobre los atentados de Madrid. Llamaron, entonces a Trashorras, que llegó sobre las 13:00 horas del día 17 a la Comisaría y en ese momento comenzó una "conversación prolongada y voluntaria", que según el agente "no fue un interrogatorio" y que se interrumpió en varias ocasiones, en la que en determinados momentos estuvo su esposa, la acusada Carmen Toro.

Conversación con Trashorras

En la entrevista, en la que también estuvieron el miembro del CNI, y los otros dos agentes, Trashorras, confesó que se dedicaba al tráfico de hachís y que a través de ese negocio había conocido a unos moros en Madrid bastante radicales que simpatizaban con grupos islamistas y que decían cosas como que "eran el ejército mas potente del mundo y que ellos ganarían porque tenían la ventaja de que no tenían miedo a morir".

Aseguró también que eso es lo que le llevó a pensar que podían ser los responsables de los atentados, aunque Trashorras no pudo identificar a ninguno de ellos, "sólo habló de uno que se llamaba Rafa", y dijo que tenían una casa en Morata de Tajuña, y varias en Madrid. El ex minero también sospechaba, según el relato del agente, que podían haber sacado explosivo de la mina Conchita donde el había trabajado y a donde les había llevado en una ocasión.

Alrededor de las ocho de la mañana del 18 de marzo, los agentes detuvieron a Suárez Trashorras porque "teníamos órdenes de Madrid de que fuera detenido, se lo dijimos, le leímos los derechos en comisaría y en ese momento se enfadó un poquito". El comisario de la UCII también participó en la operación policial desplegada al descubrir el piso de Leganés en el que se suicidaron siete autores del 11-M, en la identificación de alguno de los implicados en los atentados y en la localización del piso de Alboloto (Granada) que habían arrendado algunos de los terroristas.