Hubo chantaje, pero no cesión. O libre o muerto, fue el desafío que lanzó Iñaki de Juana Chaos al Gobierno. "Ni libre, ni muerto", respondió el Gobierno. Alfredo Pérez Rubalcaba alardeó ayer en el Congreso de haber conjugado los tres principios que deben regir un Gobierno "responsable" en la lucha contra ETA. El traslado del preso a Euskadi es legal, cumple la sentencia del Supremo y "evita muertes", empezando por la del reo, explicitó el ministro del Interior. Por eso defendió su decisión como "la más firme e inteligente" de cuantas pudo haber tomado.

La discrepancia con la decisión es "legítima", regaló Rubalcaba a los populares. Lo que el ministro dijo no estar "dispuesto a soportar" es su desmesurada reacción. "Están siendo injustos con el Gobierno y desleales con el Estado", añadió.

RECONOCIMIENTO A Eduardo Zaplana le sonó a gloria oír que la decisión "evita males mayores". Era la munición que esperaba para espetar al ministro que "ETA manda y el Gobierno se pliega". A juicio del popular, Rubalcaba "reconoció el chantaje y la cesión para evitar la hostilidad de ETA". Zaplana sostuvo que el etarra fue "escogido" por la banda entre los más "sanguinarios" para plantear un pulso al Ejecutivo. Evitó reconocer que el etarra inició la huelga de hambre sin pedir permiso a una banda que nunca ha apostado por ese tipo de tácticas en su colectivo de presos.

Con la muletilla de "¿qué habrían hecho ustedes si lo hubiéramos decidido nosotros?", concluyó Rubalcaba la explicación de cada beneficio penitenciario otorgado por el PP. En total, fueron 195 traslados a cárceles próximas al País Vasco (acercamientos que negaron hace unos días Angel Acebes y Jaime Mayor Oreja), 85 progresiones a tercer grado, 292 excarcelaciones por reducción de condenas y 21 libertades condicionales por enfermedad. "Viendo la política que ustedes hicieron, para criticar la nuestra primero tienen que repudiar la suya. Si no lo hacen, me oirán acusarles de hipocresía", advirtió el ministro, que acusó a los conservadores de aplicar la ley del embudo.

El ministro reconoció que "nunca" imaginó que dos ex ministros llegaran a "mentir tanto sobre lo que hicieron cuando gobernaban". Y admitió que no lo calibró pese a que la estrategia del PP se inauguró el mismo 14 de marzo. Rubalcaba reveló que informes del Ministerio del Interior realizados por el Gobierno del PP evidenciaban el "cambio de estrategia penitenciaria" que adoptó ETA en 1995. Se trató de aprovechar las ventajas que el reglamento penitenciario y el código penal de 1973 otorgaban a los reclusos que solicitaban la reducción de condena por trabajos u otras actividades que ayudaran a su reinserción. El Gobierno de Aznar, culpó Rubalcaba, no reaccionó ante ese giro de ETA y permitió que se instalara "un caos consentido" en las prisiones. Una vez llegó el PSOE al Gobierno, continuó, cambió la instrucción penitenciaria que permitía esas reducciones. "Lo hicimos en silencio", aleccionó, sin reprocharle nada al PP.

REPROCHES Pese a que muchos de esos beneficios para etarras eran "ilegales", según Rubalcaba, el PSOE (en la oposición) nunca criticó la política antiterrorista de Aznar en público. "Si teníamos algo que decir, lo hacíamos en privado", recordó el ministro indignado. Luego rememoró que el único reproche que recibió el PP surgió del entonces teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, que tildó de "claudicación" los acercamientos de presos a Euskadi del PP durante la tregua de una semana con la que ETA recibió a Aznar en 1996.

Repasados los 62 presos más sanguinarios de ETA liberados por el PP, Rubalcaba espetó a Zaplana las siguientes cuestiones: "¿Llevarán, señores del PP, flores a todos los lugares donde cometieron sus asesinatos esos presos excarcelados por ustedes? ¿Se entrevistarán con las familias? ¿Llevarán a sus viudas y a sus hijos a las televisiones y se manifestarán con ellas? ¿No se avergüenzan de lo que están haciendo después de lo que hicieron?".