Fue llegar a Euskadi y ponerse a comer. Iñaki de Juana Chaos abandonó ayer la huelga de hambre que mantenía desde el 7 de noviembre nada más ingresar en el Hospital de Donosti, al que llegó a las 16.00 horas tras la decisión de Interior de permitirle cumplir el resto de la condena en su domicilio. Alfredo Pérez Rubalcaba había explicado por la mañana que el preso ha sido clasificado en segundo grado penitenciario con condiciones especiales de cumplimiento de la condena, lo que coloquialmente se conoce como "prisión atenuada" y en la práctica supone la excarcelación del reo.

El ministro del Interior adujo razones "humanitarias y legales" para adoptar una decisión de la que se responsabilizó en exclusiva y que reconoció "controvertida". Rubalcaba detalló la situación penal del etarra y los pasos administrativos y judiciales para su envío a Euskadi, así como los casos de otros etarras enfermos excarcelados antes.

"Firme e inteligente" Afirmó que el preso cumplirá condena en Euskadi --primero en un hospital y, tras el alta, en su casa-- para "evitar su fallecimiento y permitir su recuperación". Reveló que había sopesado "cuidadosamente" las consecuencias de la decisión y las de lo contrario. Y concluyó que actuó así porque "el Estado es firme y actúa de forma inteligente".

El segundo grado con condiciones especiales de cumplimiento aplicado a De Juana figura en el artículo 100.2 del reglamento penitenciario. El Gobierno eligió esta modalidad --en vez de una libertad condicional o un tercer grado-- para atajar las críticas de la oposición.

Las explicaciones del ministro no convencieron ni al PP ni a las asociaciones de víctimas afines, que arremetieron contra el traslado de De Juana aunque no pudieron tildarlo de ilegal. El Foro Ermua se concentró ayer ante la sede de Interior. Con Ana Botella al frente, los manifestantes cortaron el tráfico de la Castellana. El resto de fuerzas políticas apoyaron al Gobierno.

"Sin beneficios La junta de tratamiento penitenciario de la cárcel de Aranjuez, a la que estaba adscrito De Juana, lo clasificó en segundo grado el miércoles. Trasladó el acuerdo al reo y a la fiscalía de la Audiencia, los únicos con potestad para recurrirlo. No lo hicieron, y ayer por la mañana el juez central de vigilancia penitenciaria del mismo tribunal, José Luis Castro, ratificó la legalidad de la decisión, que no supone "beneficio penitenciario alguno" para el preso.

De Juana salió ayer a las 10.00 horas del Hospital Doce de Octubre de Madrid. En silla de ruedas, sin sonda y sin suero. En una ambulancia viajó al Hospital de Donosti, concertado con la cárcel de Martutene. Ingresó a las 15.55 y 90 minutos después puso fin a su huelga.

La alta probabilidad de su muerte o lesiones irreparables motivó la decisión de Rubalcaba de permitirle cumplir el resto de condena en su domicilio. Rubalcaba explicó que preservar la vida es un "mandato constitucional que debe cumplir el Gobierno", al margen de la causa de la enfermedad y del deseo del protegido de morir o vivir.

Rubalcaba reconoció que a muchos ciudadanos les parecerá que De Juana "no se merece el trato humanitario" que se le ha concedido, pero que ahí radica "la diferencia entre los terroristas y los demócratas". El ministro recordó que el preso cumple una condena de tres años de prisión "por los delitos de amenazas no terroristas y enaltecimiento del terrorismo". Que la condena por sus 25 asesinatos en nombre de ETA "ya la cumplió", mal que le pese a quienes les sabe a poco 18 años por esos crímenes. Y añadió que de los tres años a los que le ha condenado el Supremo, ya ha cumplido la mitad.