La reestructuración del Gobierno catalán llevada a cabo por Pasqual Maragall "no es más que un nuevo capítulo de la larga historia que los socialistas se traen entre sí y con sus socios" y del tira y afloja que el dirigente autonómico mantiene desde hace tiempo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Así lo cree, al menos, el presidente del PP, Mariano Rajoy, que ayer afirmó que el cambio en la Generalitat catalana "es un enésimo pulso, que parece que ha vuelto a ganar Maragall".

El presidente de los populares, que presidió en Lleida una comida-mitin con 400 militantes y simpatizantes, lamentó que la tensión interna de los socialistas se esté traduciendo ya en "muy graves problemas para los ciudadanos". "En lugar de ocuparse de los problemas reales, sólo se preocupan por solucionar sus propios problemas, los que ellos mismos generan", denunció Rajoy. De todos modos, señaló el líder popular, "la crisis de la Generalitat es una broma al lado de la de Zapatero". "Ha echado a un señor que decía cosas razonables y a una ministra que justamente acababa de aprobar una ley contra la que mucha gente se había manifestado", dijo en referencia a los relevos de José Bono y María José San Segundo.

Con estas reflexiones, el dirigente del PP abría ayer su primera intervención pública en tierras catalanas dentro de la campaña que le está llevando por toda España para explicar su postura contraria al Estatuto.

"HISTORIAS DEL ABUELO" "Yo no soy anti-catalán, como dicen algunos. Al contrario: soy pro-catalán. Y daré razones de por qué la reforma del Estatut es lesiva para los catalanes", afirmó un Rajoy aplaudido con fervor por los asistentes al acto. La campaña viajará también a Barcelona y Girona, para regresar nuevamente a Lleida, informaron fuentes del partido en la ciudad.

Del contenido de la propuesta de Estatuto criticó, ante todo, "las prioridades que establece". "¿A quién le importa, hoy en día, la memoria histórica y las historias del abuelo?", se preguntó.

La alocución de Rajoy estuvo precedida por duras críticas del presidente del PP en Cataluña, Josep Piqué, a la reestructuración gubernamental de Maragall. Para Piqué, el nombramiento de Xavier Vendrell (ERC) como consejero de Gobernación es una "tremenda ignominia y un escándalo". "El mismo personaje que hace unos días mandaba cartas pidiendo a los funcionarios el 20% de su sueldo, será ahora el responsable de los funcionarios y el que tiene que investigar el envío de las cartas", advirtió. A su entender, la elección de Vendrell es "increíble", y en cualquier otro país del mundo, "por vergüenza, habría supuesto cesar a todos los consejeros y convocar elecciones".