Las llamadas al diálogo, el consenso y a la no descalificación del adversario que hizo Alfonso Guerra, presidente de la comisión constitucional del Congreso, en su discurso de apertura de los trabajos de la comisión mixta que debe acordar el Estatuto catalán, cayeron de inmediato en saco roto. La primera sesión conjunta del Congreso y del Parlamento catalán estuvo marcada por el clima de enfrentamiento entre el PP y el resto de grupos. Ningún orador se abstuvo de recriminar la actitud de los populares, que advirtieron de que no cejarán en su empeño de oponerse a un texto que tachan de "obra de ingeniería contra la libertad", pero quien lo hizo con más saña fue la socialista Manuela de Madre.

Hasta que le llegó el turno de palabra a la vicepresidenta del PSC, ya se habían oído críticas al PP de boca de Joan Saura, presidente de ICV, y de Josep Lluís Carod-Rovira, su homólogo de ERC. Saura lamentó las "inexactitudes y barbaridades" lanzadas por los populares, como asegurar que ETA está detrás del Estatuto o que el texto catalán permite "la poligamia y rompe España".

"FLAGRANTE DESCORTESIA" Con el ambiente tibiamente caldeado, De Madre inició un discurso marcado por su dureza. La diputada socialista arrancó los primeros abucheos de las filas del PP al recordar la "flagrante descortesía" que tuvo Mariano Rajoy con el Parlamento catalán el 2 de noviembre cuando el Congreso debatió la toma en consideración del Estatuto.

Siguiendo la línea argumental abierta por Saura, De Madre tachó de "falsas" las afirmaciones de los populares sobre el Estatuto, se preguntó "cómo se puede caer tan bajo y ser tan ruin" y denunció que el partido de Rajoy busca ahora "en las mesas petitorias lo que perdió en las mesas electorales" el 14-M.

CONSEJO DESDE LA OPOSICION Tras la andanada de la dirigente del PSC, el consejo que dio Artur Mas al PP sonó conciliador. El presidente de CiU recordó a los populares que "desde la oposición" también se pueden hacer "grandes contribuciones", y les advirtió de que un partido que quiere gobernar España "no puede dar la espalda a Cataluña". El PP también tuvo que escuchar las duras críticas de Joan Herrera y Gaspar Llamazares (IU-ICV), que le acusaron de querer cambiar las reglas democráticas.

Eduardo Zaplana denunció que el Estatuto está "viciado" porque "atenta contra los valores básicos de la libertad y la igualdad". "Es una obra de ingeniería contra la libertad e intentaremos acreditarlo punto por punto", advirtió el portavoz del PP en respuesta al resto de grupos. El último turno de palabra correspondió a Diego López Garrido, del PSOE, quien aseguró que el PP habría rechazado cualquier texto presentado y hubiera alertado "de las siete plagas".