Los fiscales de la Audiencia Nacional apostaban ayer por el cese de su jefe, Eduardo Fungairiño, tras su comparecencia el jueves en la comisión de investigación del 11-M. La mayoría sostiene que su "actitud de desafío" en el Parlamento responde, entre otras cosas, a su enfrentamiento con el fiscal del Estado, Cándido Conde-Pumpido.

Fungairiño exhibió ante los diputados una ignorancia sorprendente sobre la investigación policial y judicial del 11-M, hasta el punto de que llegó a decir que se enteró en esa sesión del hallazgo de una furgoneta en Alcalá, localizada la mañana de la masacre.

CAMBIO DE POSTURA Sin embargo, Fungairiño optó por mantenerse ajeno a la polémica y se remitió a sus manifestaciones en la Cámara. Además, sus subordinados criticaron su comportamiento y le preguntaron si había merecido la pena el riesgo que corre. Por su parte, algunos jueces comentaron que es probable que Fungairiño no mintiera ayer. "Sólo se ocupa de ETA y de las extradiciones", dijeron.

Conde-Pumpido ha revocado casi todas las posiciones del fiscal jefe y le ha ordenado por escrito que cambiara su criterio, por ejemplo, en los sumarios contra los crímenes de las dictaduras de Argentina y Chile, y el accidente del Yak-42. Tampoco ha respetado su postura en la creación de un grupo de fiscales contra el terrorismo islamista.

Los fiscales consideran que la posición de Fungairiño ante la comisión era complicada porque no podía revelar datos de un sumario que está declarado secreto, ya que incurriría en un delito, pero criticaron sus formas. "Le falto estilo, fue demasiado soberbio", explicaron. Por ello, están convencidos de que Conde-Pumpido tomará medidas.