La formación del próximo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha encontrado ya sus primeros escollos en el terreno económico. El que iba a ser ministro de Economía y Hacienda, el economista y doctor por Minnesota, Miguel Sebastián, comunicó el viernes a sus íntimos que no será titular de Economía y Hacienda. Salvo sorpresas, posibles en el talante de Zapatero, ese puesto será asumido por el comisario europeo Pedro Solbes, que se perfila como uno de los dos vicepresidentes.

Sebastián, enterado de la posibilidad del regreso del último ministro de Economía del PSOE al Gobierno, prefirió plantarse ante Zapatero y recuperar una idea que ha manejado en varias ocasiones: ser jefe de asesores de la Moncloa, al estilo del cargo existente en Washington pero que en el organigrama del Gobierno español nunca ha tenido un rango elevado.

Nulo interés

Una mezcla de sorpresa y alivio corría ayer por los sectores económicos del PSOE. Hasta ahora, Pedro Solbes no había ocultado nunca su nulo interés por volver al Gobierno ocupando la misma cartera. Unicamente una oferta interesante como la que le puso sobre la mesa Zapatero le ha llevado a considerar un cambio de postura.

En cuanto a Sebastián, desde el lunes, al día siguiente de las elecciones, ha desempeñado el papel de responsable económico y portavoz socialista ante los mercados financieros.

Entre el lunes y el martes, Sebastián concedió entrevistas a medios internacionales como el Financial Times (Expansión), Reuters y Bloomberg, con el objetivo de asegurar el continuismo en la política económica. Pero además, Sebastián, acompañado por el que fuera director del Banco de España José Pérez, habló con los principales bancos de inversión de todo el mundo, con idéntico objetivo. Ambos economistas son discípulos del ilustre ex gobernador del Banco de España Luis Angel Rojo.

Cuando en julio del 2003, con el PSOE bajando de la nube tras la guerra de Irak, Rodríguez Zapatero anunció que el coordinador económico del partido sería Miguel Sebastián, muchos se preguntaron "¿quién le ha llevado hasta ahí?". Varias fuentes consultadas aseguran que Rodríguez Zapatero pidió nombres a Felipe González para hacer propuestas económicas de gancho. "Llama a Rojo y pregúntale", respondió el ex presidente. Rojo es el maestro de economistas como Miguel Boyer y Carlos Solchaga. El sabio catedrático no dudó ni un segundo en responder a Zapatero: "Llama a Miguel Sebastián".

Vacaciones para Sevilla

Cuando Zapatero hizo coordinador a Sebastián en julio, Jordi Sevilla presentó la dimisión. La noticia se filtró y el secretario general del PSOE reconsideró la propuesta. No eran momentos para tensiones. Fue el propio Sevilla quien antes de irse de vacaciones le dijo a Zapatero que si Sebastián era su hombre, adelante. El portavoz económico aguantó para evitar fisuras. A la vuelta del verano, Sebastián retomó el puesto de coordinador. Se confirmaron los temores de los economistas del PSOE.

Desde el veterano Francisco Fernández Marugán, pasando por la consejera de Hacienda de Andalucía, Magdalena Alvarez, y el actual conseller de Economía de la Generalitat de Cataluña, Antoni Castells, todos comprobaron en varias reuniones que Sebastián, más que un liberal de Minnesota, parecía ser "un hooligan del liberalismo" en expresión de uno de ellos.

Especialmente memorables fueron las primeras reuniones sobre el programa económico. Ante nombres como Javier Gómez Navarro, Miguel Angel Fernández Ordóñez, Arantxa Mendizábal, Francisco Fernández Marugán y Antoni Castells, Miguel Sebastián no tuvo inconveniente en reafirmar la seguridad en sí mismo y sus teorías. "No sé lo que ha defendido el PSOE hasta ahora, ni tengo tiempo ni por qué saberlo", llegó a decir.

Las enmiendas

Obviadas las tensiones iniciales, con mejor o peor talante y en diferentes ocasiones, fue Fernández Marugán quién más le paró los pies. Durante la convención del partido y en el comité federal, Sebastián aceptó las enmiendas que se introdujeron en su propuesta inicial. Poco quedó fuera del programa preparado antes de la llegada del hombre de Minnesota.

Así, por ejemplo, su primera expresión sobre la idea de crear una Agencia para el Alquiler de la Vivienda fue contundente: "Hasta ahí hemos llegado. El Gobierno vendiendo pisos". De aquella vehemencia ha pasado a convertirse en defensor de la creación de un Ministerio de Vivienda. También ha mitigado su énfasis sobre el déficit cero y ha modificado el discurso sobre el mercado laboral, tras sentarse con la UGT.