Tres horas de auténtico horror. El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo se llevó a su despacho, el mismo día del atentado, tres cintas de vídeo, de una hora de duración cada una, con las grabaciones que realizaron dos de las cámaras de vigilancia que hay instaladas en la estación de Atocha. Las grabaciones inmortalizaron, como mínimo, dos de las tres explosiones, así como las desgarradoras escenas de terror que se sucedieron después.

La estación de Atocha dispone de un completo sistema de videovigilancia, compuesto por una cincuentena de cámaras móviles y fijas, que se dirige desde una sala de control gestionada por vigilantes de seguridad privada.

Focos sobre el andén

Dos de estas cámaras están orientadas para cubrir los andenes principales de la estación. Después de la primera explosión, que tuvo lugar a las siete de la mañana, el vigilante de seguridad dirigió manualmente el foco de las dos cámaras sobre el andén número dos, lo que permitió grabar las detonaciones posteriores, según indicaron fuentes de las investigaciones. Sin embargo, personal de Renfe consultado por este diario aseguró ayer que la primera de las explosiones también había sido registrada en la cinta de vídeo.

Ya en su despacho, el juez Del Olmo quiso visionar las tres cintas completamente solo. De hecho, fuentes jurídicas explicaron que el magistrado ha prohibido que nadie más mire los vídeos del atentado, que custodia personalmente.

Las imágenes de Atocha son el único material gráfico de las explosiones en poder del juez. Ni la estación de Alcalá de Henares, ni la del Pozo del Tío Raimundo ni las anteriores del corredor de Henares tienen cámaras instaladas. La vigilancia se realiza exclusivamente con agentes de seguridad privada.

Renfe estaba a punto de instalar videocámaras en todas estas estaciones para mejorar la seguridad. La partida económica para financiar el proyecto estaba aprobada y ya se habían adjudicado, incluso, los puntos en los que se debían instalar.

Los terroristas también tuvieron en cuenta la ausencia de cámaras en Alcalá de Henares, la estación que eligieron para subir a los trenes y depositar las mochilas mortales.

Las tres horas de Atocha son tan "terribles", según explicaron trabajadores de Renfe, que la compañía ha garantizado que protegerá celosamente las cintas en caso de que les sean devueltas cuando finalice el largo proceso judicial.

No obstante, fuentes jurídicas destacaron la posibilidad de que Del Olmo opte por archivarlas y no devolverlas nunca, dada "la brutalidad de las escenas" y "por un deseo expreso de proteger la intimidad de las víctimas".

Policía científica

Otro de los documentos gráficos escalofriantes que ha generado la masacre del 11-M es el vídeo y las fotos que, tras el atentado, realizó la policía científica de Madrid.

Algunos forenses que trabajaron con esos documentos durante el proceso de identificación de los cadáveres explicaron que el trabajo que realizaron esos agentes es impresionante. "Lo grabaron y fotografiaron absolutamente todo. Hasta el fragmento más pequeño que se pudo encontrar en ese infierno fue registrado y codificado", señalaron.