Glaciares, cordero patagónico y dobles versiones. Esta es la receta que el presidente argentino, Néstor Kirchner, aplica a las visitas de Estado. Los Reyes de España abandonan hoy Buenos Aires con destino a Santa Cruz (Bolivia), donde asistirán a la 13 Cumbre Iberoamericana, tras haber cumplido con una atípica visita oficial que les ha llevado hasta el glaciar Perito Moreno, al sur de la Patagonia.

SIN PROTOCOLO El presidente argentino tiene un particular modo de atender a los jefes de Estado. Nada de protocolo, ni programas encorsetados, ni discursos previsibles. Kirchner prefiere llevar a sus invitados a su terreno. Los Reyes viajaron a la provincia patagónica de Santa Cruz, en la que Kirchner nació y en donde ejerció de gobernador. El presidente argentino ya había llevado al parque natural de los Glaciares a los presidentes de Chile y Brasil. Ricardo Lagos y Luiz Inácio Lula da Silva visitaron la zona con Kirchner y eso supuso un incremento del 200 % en la afluencia de turistas.

Kirchner quiere promocionar su antiguo feudo y a sí mismo. En sus excursiones al sur, como pasó el miércoles con los Reyes, lleva consigo un batallón de reporteros, entre los que mima a los del programa Kaos en la ciudad, la versión criolla de Caiga quien caiga . Kirchner no duda en ganarse su cuota de populismo prestándose a sus bromas, pero también les hace declaraciones políticas.

Por la noche, poco antes de dar cuenta de un cordero patagónico que había preparado para los Reyes, Kirchner calificó de "muy dura" la actitud de la ministra de Exteriores, Ana Palacio, en el encuentro con el Rey en la Casa Rosada. Ayer, el influyente Clarín aseguraba que Kirchner había rechazado el embate de Palacio sobre el contencioso entre el Gobierno argentino y las empresas españolas: "No cederé, ni aunque me lo pida usted, ni aunque me lo pida Aznar, ni aunque me lo pida el Rey".

La delegación española restó importancia a esa información, que interpreta en clave de política interior argentina. La realidad es que Kirchner se volcó con el Rey, con quien no solo habló en el citado encuentro formal, sino durante las casi ocho horas en las que compartieron excursión por los glaciares y una cena informal en un restaurante de El Calafate.

OBJETIVO: TENDER PUENTES Lo importante de esta atípica visita oficial a Argentina ha sido el contacto personal entre ambos jefes de Estado, una fórmula en la que el Rey se mueve como pez en el agua y que tiene por objetivo allanar el camino y tender puentes para los posteriores diálogos políticos.

La visita real continuó ayer por la tarde en Buenos Aires en una exposición del pintor español Rafael Canogar y en la inauguración de la nueva sede de la embajada de España, a la que asistieron más de mil españoles residentes en Argentina. Anoche, madrugada en España, Kirchner ofreció una cena de despedida a los Reyes.