Enfrentado al eje franco-ju] alemán y huérfano del apoyo de su tradicional socio europeo, el británico Tony Blair, José María Aznar ha tenido que aliarse con Polonia para evitar que España pierda aún más poder en la reforma de la Unión Europea (UE). El presidente español y su homólogo polaco, Aleksander Kwasniewski, se comprometieron ayer a trabajar codo con codo para impedir que la nueva Constitución europea convierta a sus países en meros comparsas en la Unión ampliada.

En vísperas de la Conferencia Intergubernamental (CIG) de la UE, que se celebra en Roma el próximo sábado, Aznar ha decidido unir sus fuerzas con el país europeo que, junto a España, resultaría más perjudicado de salir adelante sin retoques el proyecto constitucional elaborado por la Convención Europea bajo la batuta del ex presidente francés Valéry Giscard d´Estaing.

MENOS EUROPARLAMENTARIOS

El borrador, que debería aprobarse en diciembre para ser sometido a referendo en junio del 2004, reduce el número de europarlamentarios que le corresponden a España y Polonia, pero sobre todo altera el reparto de poder fijado en el Tratado de Niza por los 25 socios europeos: los Quince más los 10 países del Este recién incorporados a la Unión.

En resumen, la Convención europea propone reforzar el poder de los estados más poblados --Alemania, Reino Unido, Francia e Italia--, que sólo necesitarán aliarse con uno o varios países pequeños para imponer sus decisiones en los Consejos de Ministros de la UE. Una fórmula que arrincona a países medianos como España (40,8 millones de habitantes) o Polonia (38,5 millones).

Aznar recibió ayer en la Moncloa a Kwasniewski, que se encuentra de visita oficial en España, para exhibir su "sustancial identidad" de criterios cara a la cumbre de Roma. La alianza entre ambos dirigentes se reflejó en el acuerdo de celebrar cumbres bilaterales anuales y se plasmó por escrito en una declaración conjunta en la que ambos países tachan de "pernicioso" el sistema de voto propuesto por la Convención europea.

Ni Aznar ni su homólogo polaco llegaron a esgrimir la amenaza de ejercer su derecho a veto para abortar la nueva Constitución europea, pero abrieron la puerta a hacerlo. Denunció el presidente español que la Convención europea ha "vulnerado" los principios recogidos en el Tratado de Niza, y además lo ha hecho "sin consenso ni capacidad para ello". En tono desafiante, Aznar incluso advirtió de que en Roma los restantes dirigentes europeos deberán dar explicaciones "muy consistentes y muy sólidas" sobre esta ruptura de los consensos comunitarios.

Al igual que Aznar, el presidente polaco exigió que la UE mantenga el sistema de votación pactado en Niza. Kwasniewski agregó que cualquier otra solución sería "inaceptable" para los polacos, que ya ratificaron en referendo el Tratado de Niza.