El ex concejal de Herri Batasuna (HB) en Eibar Ibon Muñoa admitió ayer en la Audiencia Nacional que ayudó a los tres terroristas que en julio de 1997 secuestraron y asesinaron al concejal del PP de Ermua Miguel Angel Blanco por "solidaridad", y que no les delató por "amistad".

Muñoa ya fue condenado a 10 años de cárcel por pertenencia a banda terrorista y falsificación de matrículas. Ayer, en el juicio contra él por su participación en aquel crimen, intentó rebajar su presunta relación con el caso a la prestación de apoyo a los miembros del comando Donosti que mataron a Blanco, frente a la acusación de que fue un cooperador necesario del secuestro y un encubridor del asesinato. La fiscal Olga Sánchez le pide por ello 24 años de prisión. Muñoa participó en la vista, aunque lo habitual en los juicios es que los etarras provoquen su expulsión de la sala y renuncien a defenderse.

ALOJAMIENTO

El ex edil admitió que había alojado a los etarras Irantzu Gallastegui, Amaia , y a Javier García Gaztelu, Txapote, desde junio hasta el 10 de julio de 1997, día en que Blanco fue secuestrado. Ambos terroristas, presuntos autores del secuestro y el asesinato (el 12 de julio) del edil del PP, están presos en Francia. El otro miembro del comando, José Luis Geresta, Oker , ya ha fallecido.

Muñoa confesó que, cuatro días antes del secuestro, los terroristas le informaron de que tenían planeado capturar a un concejal del PP, aunque negó que le revelaran la identidad de la víctima. El acusado aseguró que el 9 de julio se sorprendió al ver a Geresta en las inmediaciones del trabajo del edil popular.

Negó que los etarras le informaran de que ese día (el 9) iban a secuestrar a Blanco y de que no pudieron hacerlo porque el concejal no fue a trabajar. Muñoa también reconoció que, en una "conversación banal", les comentó a los etarras que su padre tenía un apartamento en Zarauz y les acompañó hasta allí, pero los terroristas descartaron ese lugar para esconder al concejal.

SENTIMIENTO LOGICO

"¿Cuándo se enteró del secuestro?", le preguntó ayer la fiscal. "A las seis de la tarde, al oír la reivindicación por Egin Irraita (emisora clausurada en 1998 por Garzón)".

"Cuando llegué a casa, ya no estaban las tres personas", respondió Muñoa. "¿Por qué no facilitó la identidad de esas personas?", inquirió la fiscal. "Por la amistad que tenía con esas personas. Se supone que si has trabado amistad con unas personas que han estado durmiendo en tu casa, lo lógico es que haya tal amistad, que puede superar cualquier otra forma de pensar", respondió.

A preguntas de su abogada defensora, Muñoa aseguró que no tenía la certeza de que esos terroristas fueran los asesinos de Blanco: "Lo que coincide es que cuando se hizo el secuestro, ellos se fueron de casa".

El acusado admitió que los etarras volvieron a su casa a finales de septiembre de 1997 y se quedaron unos días. "Habían estado con la organización y habían asumido algunas responsabilidades", apostilló. Y dijo que durante esa estancia hablaron del "sentido político" de ese atentado: "Hablamos de la repercusión y del rechazo de la población vasca y de que hechos de ese tipo había que analizarlos a largo plazo, como poco un año".

CRITICAS A IBARRETXE

A la vista asistieron la hermana del concejal asesinado, María del Mar Blanco; el delegado del Gobierno en Euskadi, Enrique Villar; y el presidente del PP en Euskadi, Carlos Iturgaiz. Este consideró que este juicio es importante para reforzar el Estado de derecho "ante los desafíos de los criminales de ETA y los que ponen los nacionalistas, como mañana se va a ver con el plan Ibarretxe" .