Visiblemente contrariada, la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, respondió ayer en Bagdad al hecho de que su viaje a Diwaniya para visitar a las tropas españolas había pillado a contrapié al Ministerio de Defensa. "El Gobierno trabaja como un equipo", aseguró Palacio. "Es lógico que si viajo a Irak visite a los soldados españoles que contribuyen a la estabilidad de este país", se justificó la jefa de la diplomacia.

Tras conocer por este diario el desplazamiento a Diwaniya de la ministra, un portavoz de Defensa subrayó el viernes que ese viaje "no es oficial", sino que "obedece a su deseo de verse con una amiga del colegio que forma parte del contingente español". El ministro Federico Trillo no tiene previsto pasar revista a las tropas en Irak hasta fin de mes.

APRENDIZAJE

En su primera jornada en Irak, Palacio se entrevistó con Paul Bremer, el administrador civil norteamericano, de quien aseguró que "tiene las ideas claras". Hablar con Bremer "es siempre un motivo de aprendizaje", dijo la ministra. La titular de Exteriores española explicó al administrador norteamericano que la experiencia de la Convención Europea es un buen ejemplo a la hora de redactar la futura Carta Magna de Irak.

En el superprotegido Hotel Rachid de Bagdad, la ministra española almorzó con miembros del Consejo de Gobierno iraquí, entre ellos Ahmed Chalabi, líder del pronorteamericano Congreso Nacional Iraquí; con Awad Alaui, que en octubre asumirá la presidencia rotatoria del Ejecutivo; y con la doctora Raya Habib Al Jisain, del hospital de Diwaniya.

REGISTROS NORTEAMERICANOS

Precisamente, los asfixiantes y a veces agresivos controles de seguridad norteamericanos provocaron que la asistencia de algún invitado de la ministra estuviera en vilo, a pesar de pertenecer al Consejo de Gobierno. Según fuentes diplomáticas, Alaui estuvo a punto de cancelar su presencia tras verse detenido en un control militar de EEUU.

Además, el vehículo en el que viajaba la doctora Raya Habib, que también forma parte del Consejo, esperó 15 minutos en la entrada del hotel mientras un perro experto en detectar explosivos olfateaba el coche.