Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga, ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno de Italia, ha obtenido el 34,3% de los votos en las europeas del domingo, según los resultados definitivos conocidos ayer, con lo que ha visto afianzado aún más su poder en el Ejecutivo.

Se trata de una espectacular victoria que va más allá de los sondeos y espectativas declaradas, pero que puede quedarse en nada si no juega bien sus cartas en el futuro inmediato. Es decir, antes de los Presupuestos para el 2020, que deberán ser presentados dentro de cuatro o cinco meses y que todos los economistas vaticinan que serán, como dijo Winston Churchill en una ocasión, «de lágrimas y sangre», Italia necesita recuperar entre 30.000 y 45.000 millones de euros para afrontar el déficit y deuda acumulados y ofrecer algo a las políticas de crecimiento. Los industriales del norte, que le han votado en masa, esperan el prometido IRPF casi plano de solo dos cuotas (15% y 25%) en lugar de las cinco actuales.

Analistas italianos de renombre, como Paolo Graldi, Ferruccio de Bortoli y un equipo de la universidad Luiss de Romalo explican así: «Con el 34,3% Salvini no puede gobernar solo, pero si se vuelve a aliar con Forza Italia de Silvio Berlusconi (8,8%) y la extrema derecha de Hermanos de Italia (6,5%) será visto por sus electores como viejo, antiguo y todo lo contrario de innovador». Por lo que, los editoriales de prensa del día después y los mismos analistas consideran que «lo mejor que puede hacer es seguir gobernando con los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5S)», que han perdido 15 puntos (en el 2018 obtuvieron el 32,7%).

PRESIDENTE DE FACTO / Fiel a este esquema, Salvini dijo, tanto en la noche electoral como ayer, que su lealtad «no ha sido nunca puesta en discusión». Sin embargo, acto seguido, enumeró las próximas prioridades del Gobierno después de las elecciones, es decir el programa de un Ejecutivo presidido por Giuseppe Conte y no por Salvini, pero que dependerá del líder de la Liga.

Luigi Di Maio, líder político del M5S, ha encajado la derrota. Los analistas de flujos electorales ilustran que, en parte, sus electores se han fugado hacia la Liga y en parte han regresado a los progresistas del Partido Demócrata (PD), del que habían huido en el 2018.

El PD ha pasado del 18% al 22,7%, lo que según el secretario de la formación, Nicola Zingaretti, significa un «buen punto de partida» de su «plan para Italia». Se trata de una agenda que recupera todas aquellas cuestiones que la izquierda italiana abandonó en pos de la línea de la nefasta «tercera vía», acuñada en su día por el británico Tony Blair.