Cuando parecía que nada más podría sorprendernos, llega la realidad y supera a la ficción. Como si se tratara de una de las ocurrencias de Ignatius Reilly, protagonista de La conjura de los necios, ocurre lo de Ganemos en Común. Es un hecho grave, sin duda, para la democracia, aunque respaldado por la justicia, el quitar a la ciudadanía otra posibilidad de elección (que en los anteriores comicios municipales obtuvo el apoyo de 18.000 electores). En este sinsentido han coincidido (casi) todas las otras listas políticas. ¿Por qué en un mismo proceso, por ejemplo Ganemos Jerez puede presentarse, y esto en Córdoba no es posible? Que una formación política fake gane la partida es un malísimo precedente para nuestro sistema. Y esto me empuja a volver a mi libro de cabecera, Las Leyes de la estupidez humana.

Retomando estas nuestras elecciones, otros comicios se muestran más recónditos, pero no por ello menos trascendentales. Nos jugamos mucho también en Europa, con el modelo de Unión, libertades, defensa de los derechos humanos..., y por deformación profesional, regreso a El rapto de Europa, a la mitología que tanto nos enseña

Y en nuestra ciudad, las elecciones que implican proximidad, vecindad e inmediatez en sus efectos. Más importante que cualquier soporte publicitario es el contacto con el candidato, la cercanía y la transmisión personal del programa, su capacidad de liderazgo y las cualidades que muestre para convencer de que llevará a cabo los proyectos que mejoren la ciudad y la vida de la ciudadanía. Algo de actualidad, ¿no?; pues no, estamos citando procedimientos electorales de la antigua Roma, tan vigentes hoy como entonces

Todos y todas nos interesamos por eso del «qué hay de lo mío», de nuestro barrio, de nuestro día a día, pero lo «mío» es toda la ciudad, el modelo y el proyecto que queremos, porque lo que pasa en un barrio afecta a todos. Pensemos, pues, en conjunto, que si el bache de mi calle no se arregla es porque puede haber otras necesidades más acuciantes en otro lugar. Seamos solidarios con esta ciudad hermosa, amable para vivir, abarcable y cuyas gentes desde hace siglos nos enseñan que es mejor llegar a acuerdos y convivir que vivir instalados en el conflicto.

Y como la vida es pura contradicción, retorno a lo «mío» (y a mi querido poeta) porque «Córdoba será cultura o no será», en toda su grandeza, complejidad y humanidad.

* Presidenta del Consejo Social de la Ciudad de Córdoba