Pablo Iglesias no aceptará la propuesta lanzada este miércoles por Pedro Sánchez para que renuncie al referéndum a cambio de formar parte de un Gobierno progresista. En declaraciones a este diario, el líder de Podemos ha explicado que la petición de Sánchez significa que no ha comprendido el mandato de las urnas en Catalunya y en España. El número uno del PSOE, pedía a Iglesias que abandonase sus "líneas rojas". Éste le responde: "La consulta en Cataluña no es una exigencia de Podemos, es exigencia histórica".

Iglesias ha tendido la mano al diálogo a todos los partidos pero no está dispuesto a renunciar al referéndum, aún menos después de la victoria cosechada en Cataluña, donde En Comú Podem fue primera fuerza. La convicción del partido morado se une a la circunstancias. La alianza con Ada Colau tiene su propio peso específico. Además, los podemistas se apoyan en las urnas para reivindicarse como el único partido estatal que "comprende" los anhelos de los catalanes y puede actuar de "pegamento" para un proyecto de futuro.

COLAU SE LA DEVUELVE A DÍAZ

Con la calma relativa que implica no ser primera fuerza, los podemistas muestran que no tienen prisas para negociar investiduras exprés. Sus primeros movimientos han consistido en aprovechar las discrepancias entre barones y dirección federal del PSOE para cuestionar el liderazgo de Pedro Sánchez al frente del partido. Además, si el líder socialista quiere evitar a toda costa unas nuevas elecciones, los podemistas están convencidos de que conseguirían más votos si se repiten los comicios y negocian con menor tensión.

Aprovechando el ruido de mensajes cruzados entre dirigentes socialistas, Ada Colau decidió este miércoles responder a las acusaciones de la presidenta andaluza, Susana Díaz. "En lugar de recurrir a esas viejas estrategias, pregúntese por qué su partido ha perdido millones de votos", contestó en alusión a un comentario en el que Díaz había afeado a la alcaldesa querer "arañar votos" con la reclamación del referéndum.

Iglesias y Colau parecieron cerrar filas entorno a la aparente estrategia negociadora: transmitir una imagen de debilidad de Pedro Sánchez acosado por sus barones -aquel "Pedro, no mandas" que le lanzó Iglesias durante el debate- , mostrarse abiertos al diálogo y proponer alternativas a un Gobierno del PP o del PSOE. De ahí la sugerencia de investir a un presidente sea una figura independiente.