En el momento en que se escribe esta nota no hay celebraciones frente a la sede del PP ni tampoco frente a la del PSOE. Ambos partidos han sufrido un varapalo que no es menos duro por haber sido previsto por las encuestas. Pero la intensidad política del mismo es distinta en cada caso. El PP, a pesar de haber sido el partido más votado, ha entrado en un terreno de debilidad y de dependencia de otras fuerzas que puede producir los resultados más dispares, pero en todo caso muy inquietantes. En cambio, todo indica que el PSOE se ha salvado del desastre que casi todo el mundo daba por hecho hasta hoy mismo.

A pesar de haber obtenido los peores resultados desde 1977, el partido de Pedro Sánchez , con sus 90 escaños, ha mantenido el tipo y sigue siendo una referencia imprescindible en el escenario político español, pero no en el catalán ni en el vasco. Aunque con los socialistas nunca se sabe, esa impresión permitiría pronosticar que no va a producirse la traumática crisis interna en el partido que muchos preveían tras las elecciones generales. Habrá críticas y tensiones, pero todo indica que Pedro Sánchez seguirá en el cargo.

Más difícil es prever qué postura va a adoptar el PSOE en la compleja e incierta situación general que los resultados han creado. Y, en primer lugar, qué hará en la votación de investidura de Mariano Rajoy , primer acto del nuevo Parlamento y que puede ser el último si el líder del PP no obtiene la mayoría necesaria para alcanzar la presidencia.

Las cifras son contundentes. Hay, en principio, más escaños que votarían contra Rajoy de los que los harían a su favor o se abstendrían. Si el PSOE vota no , junto con Podemos, Esquerra, Democràcia i Llibertad, Geroa Bai, Izquierda Unida y Bildu, Rajoy sería rechazado. Tras eso, solo una nueva candidatura, posiblemente encabezada por Sánchez, podría evitar la repetición de las elecciones.

Incógnita crucial

La posición del PSOE en la votación de investidura es, por tanto, la incógnita crucial del inmediato futuro. Si se abstiene, como hará Ciudadanos y puede que también el PNV y Coalición Canaria, dará el gobierno a Rajoy. Si vota no , lo sacará de escena. La hipótesis de una coalición de gobierno entre el PP y el PSOE, que ha vuelto con fuerza a los mentideros políticos, se sitúa en un escenario posterior al de la investidura. Y hacer cábalas al respecto cuando aún no se ha sustanciado ese paso previo es prematuro.

Cabe prever que los socialistas recibirán presiones muy fuertes para que se abstengan. Pero la nueva realidad política que se ha creado tras el 20-D presionará en el sentido contrario. En ella sobresale, marcándola, el éxito de Podemos, que es el de una izquierda sui géneris que ha logrado un excelente resultado proponiendo un cambio profundo. Pero a ese dato se añade el de que el PSOE puede haber salvado sus muebles gracias a que Sánchez también ha entonado un discurso de cambio que cualquier forma de posterior entendimiento con el PP traicionaría. Los resultados confirman un claro reforzamiento de la izquierda. Los socialistas correrían muy serios riesgos si se salieran de esa corriente.