El candidato del PP, Mariano Rajoy, recibió ayer un contundente puñetazo en la sien mientras paseaba por Pontevedra, su tierra. Un joven de 17 años le propinó un golpe en el rostro tras acercarse a él para hacerse una foto. Con la agresión, que cogió por sorpresa al nutrido cuerpo de seguridad que suele rodear al jefe del Ejecutivo, Rajoy perdió las gafas, que cayeron al suelo y se rompieron. Hubo también algún otro golpe para los guardaespaldas antes de que el menor fuera reducido y trasladado a la comisaría, bajo la acusación de atentado contra la autoridad.

El historial en las redes sociales del adolescente, Andrés V. L, que se define como antifascista, indica que no tiene antecedentes, aunque se sabe que es un radical afín a la violencia que ya hace un año amenazó con atentar contra las sedes del PP, y que pertenece a un grupo de hinchas del Pontevedra Club de Fútbol llamado Mocidade Granate.

Según los testigos, justificó su agresión en la corrupción y los recortes y portaba propaganda electoral de Las Mareas, coaliciones vinculadas a Podemos.

Es difícil saber si el lamentable suceso tendrá incidencia en el voto, pero, en cualquier caso, Rajoy recibió inmediatamente gestos de solidaridad del Rey y de sus adversarios de todos los colores, sin distinción, : Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se comunicaron con él para interesarse por su estado. Además, condenaron públicamente lo sucedido --lo que no les impidió continuar criticándole en sus mítines-- en cuanto tuvieron ocasión. Rajoy, por su parte, quiso quitarle importancia concluyendo su paseo y ofreciendo el mitin previsto en La Coruña.

Así, tras agradecer en Twitter las muestras de "afecto", recibió el calor de los suyos en un Palacio de Congresos abarrotado y en un acto que se convirtió en una oda a su persona. El presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, le definió, por ejemplo, como el único candidato "humilde, auténtico, sólido y al servicio de las personas". Lo de "humilde" y otras flores, como que el jefe del Ejecutivo no se presenta a las elecciones "para hacer carrera política", iba dirigido a contrarrestar la sombra de "indecencia" que Sánchez sembró sobre Rajoy en el cara a cara, y que aún colea.

El propio afectado, que mitineó, por razones obvias, sin gafas y con las secuelas del puñetazo aún visibles, solo hizo referencias irónicas al suceso, como que tiene "algún amigo a favor" en Pontevedra o que él empezó pegando carteles y ahora también "se pegan y mucho", lo que provocó las risas del auditorio. Además, señaló que los gallegos son gente "tranquila" y que "España debe huir de los extremismos". Por lo demás, aseveró que "está en un gran momento" y "con más ilusión y fuerza" que hace cuatro años.