Para los socialistas, la celebración rápida del congreso es fundamental no solo para la elección de un líder, sino también para decidir qué tipo de oposición van a hacer: si una de confrontación, como les pide el cuerpo (más aún, tras haber sufrido la del PP estos años), o una más pactista, más de "partido de Estado", ante la crítica situación económica. José Luis Rodríguez Zapatero abogó ayer por el segundo tipo, en el que primen "los intereses generales sobre los del partido".

El presidente compareció a solas, con cara de cansancio y rostro grave. Como Alfredo Pérez Rubalcaba el día anterior, no hubo ni rastro de autocrítica en su análisis del porqué del batacazo. "Las circunstancias eran muy especiales --resumió--. Los españoles saben que teníamos todo el viento en contra en estas elecciones".