--¿Qué haría usted si fuera presidenta del Gobierno?

--Me reuniría con todos los partidos, sobre todo los "pequeños", a ver si nos bajamos del bipartidismo y aprendemos a consensuar, a pactar, a ver y escuchar a la gente de la calle. El "está reunido" lo cambiaría por "anda de ojeo" o "de callejeo".

--Como mujer, ¿qué aportaría que no aportara un hombre?

--¿Y por qué siempre las mujeres tenemos que aportar un "algo más" que a ellos no se les pide? ¿Qué tributo tenemos que seguir pagando? Yo siempre miro al pasado, a nuestras madres y a nuestras abuelas. Tantas veces se encontraban con quince personas para comer y salían airosas. La que haya aplicado ojos y oído a lo que vivió de niña sabrá poner en órbita otras prácticas inéditas.

--¿Qué receta daría usted para salir de la crisis?

--Promover acuerdos para la eliminación de los privilegios políticos: prescindir del Senado, de pensiones millonarias y vitalicias, de canales públicos de TV que deforman en vez de educar, de campañas que ya nadie se cree. Banqueros y políticos tendrían un sueldo digno, pero nada más. Transparencia y corresponsabilidad en los casos de corrupción. Devolverle a los maestros y a la educación su antigua importancia junto con valores "trasnochados" como el respeto, el trabajo, el lenguaje y la verdadera cultura. --¿Ayuda la literatura a suavizar los males económicos?

--Leer es siempre un masaje para el alma y el cuerpo. En tiempos de crisis se afilan la creatividad y las neuronas.