--¿Qué haría usted si fuera presidente del Gobierno?

--Esto de gobernar no es tarea fácil, pero si llegara a la Moncloa podaría y regaría los bonsáis que dejó Felipe González. Hablando en serio, creo que habría que centrarse en el verdadero sentido de dirigir un país, que no es estar al servicio de los bancos y de otros intereses, como está ocurriendo en estos momentos. Trataría de eliminar esa influencia de las entidades financieras en nuestras vidas. La corrupción también es muy preocupante e intentaría implantar la cultura de la decencia, algo de lo que carecemos actualmente y que es uno de los principales lastres de este país, que vive en la cultura de la pillastrería, a lo Lazarillo de Tormes.

--¿En qué se centraría dentro del sector en el que trabaja, el arte y la cultura?

--Cambiaría el sistema de la gestión cultural. Es decir, que los de abajo estén por un tiempo arriba, y al revés. Intentaría que la política estuviera al servicio del arte. En definitiva, darle la vuelta a la tortilla. Creo que cambiarían muchas cosas.

--¿Cuáles son los problemas más acuciantes de Córdoba?

--Me reuniría con la gente que ha hecho grande a Córdoba gracias a su trabajo. Igual que han salido artistas ilustres, no entiendo por qué no hay un concepto de la política con esa categoría. Intentaría buscar la fórmula del prestigio en la política. Por otro lado, el tema del paro también me parece muy preocupante. Hasta hace poco se ha estado viviendo de las ayudas, pero si no hay una regeneración de la economía, mal vamos.