Solo la izquierda aberzale se sintió ayer complacida con la irrupción de ETA en la campaña electoral. Los partidos pasaron, incluso, de comentar el contenido de la entrevista al diario Gara por dos dirigentes de la banda, en las que, entre otras cosas, delimitan su campo de juego a una "negociación directa" con los gobiernos español y francés sobre los presos, las armas y la salida de Euskadi de las fuerzas de seguridad del Estado. De la otra negociación --la política, la que debe consolidar la paz en el País Vasco-- los terroristas se borran y ceden todo el protagonismo a la izquierda aberzale.

ETA sitúa la amnistía y el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo vasco como los dos ejes básicos sobre los que se debe acomodar la futura convivencia en libertad, a partir de su anuncio de cese de la violencia. La organización añade que "el desarme está en la agenda" y que está dispuesta a "adoptar compromisos" en este sentido. Todo un regalo para Bildu y, sobre todo, para Amaiur, que aspira a dar la campanada el próximo 20 de noviembre en las elecciones generales. Precisamente hoy, la coalición integrada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Aralar y la izquierda aberzale celebra su acto central de campaña, con el reto de llenar las 12.000 butacas del velódromo de Anoeta, en San Sebastián.

"DESMILITARIZACION" Los etarras hablan de "desmilitarización" de Euskadi, reflejando un ensoñado mimetismo con la situación de Irlanda del Norte y asentando la tesis del enfrentamiento que siempre ha defendido la banda para justificar su historial de crímenes. A ese objetivo --el de defender que su presencia y su "aportación" han sido necesarias-- se orientan buena parte de las palabras que pronuncian los dos portavoces de ETA, que esta vez se muestran con capuchas blancas, aunque lo que quieren subrayar es que ya no serán una amenaza.

Es más, insisten en reafirmar el "compromiso absoluto" de la banda tanto con el fin de la violencia como con el proceso de solución al "problema vasco", que ellos identifican con la ausencia de soberanía. Durante la conversación, que ocupa 12 páginas, los etarras niegan reuniones directas con el Gobierno de Zapatero, aunque dicen que han existido "conocimientos mutuos en los último meses", de los que el PP ha estado "al corriente". Incluso interpretan los terroristas que la actitud de Mariano Rajoy ante el anuncio del cese definitivo de la violencia "rompe con el discurso negado, agresivo y sin sentido de hasta ahora".

Las manifestaciones de los etarras no recogen signo alguno de arrepentimiento por el daño causado y se limitan a constatar, de forma genérica, que "la confrontación armada ha causado mucho sufrimiento .... No somos insensibles". Lo que sí asumen es que lo ocurra de ahora en adelante debe tener como referencia "la experiencia de anteriores procesos", en alusión a los ejemplos irlandés y sudafricano.

Los representantes de la antigua Batasuna emplazaron a ETA y a los Gobiernos español y francés a abordar "cuanto antes" el desarme de la banda y la "desmilitarización de Euskal Herria". De igual forma, consideraron que las palabras de los terroristas "abren de par en par" las puertas de la solución "al conflicto vasco". Y añaden que "el regreso a casa" de todos los presos y "exiliados" de la banda es "de suma urgencia". En opinión del independentismo vasco, el hecho de que la banda asuma que ha causado dolor es un paso "de gran trascendencia".

OTRA VEZ EN CAMPAÑA La reaparición de ETA no sorprendió a los responsables políticos vascos --la banda terrorista siempre se ha hecho presente en las campañas electorales--, pero sí les dio motivos para criticar la arrogancia de los terroristas. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu consideró "una aberración democrática, político y ética" que los etarras intenten influir en los ciudadanos. El presidente del PSE, Jesús Eguiguren, dijo que la entrevista estaba orientada al "consumo interno" de los seguidores de la izquierda aberzale.