--¿Qué análisis hace del debate?

--Yo defino el debate como una síntesis de 120 minutos sobre 4 años de legislatura, y el resultado es que la victoria de Zapatero en el debate equivale a la victoria de Zapatero durante la legislatura. Fue un debate más del pasado que del futuro, de balance de actuaciones más que de propuestas. El PP, que durante 4 años ha estado manteniendo una hoja de ruta en materia de oposición al PSOE basada en el terrorismo y últimamente ha introducido la desaceleración económica, cometió el error estratégico de volver a estos asuntos cuyo argumento el Gobierno tenía bien preparado, porque lo ha estado ensayando cuatro años. Era previsible que con un discurso reiterado de lo que se venía haciendo la respuesta fuese la que tuvo y, finalmente, el resultado fuese perder el debate.

--¿Y las formas?

--En las formas estuvo razonablemente bien, fueron muy disciplinadas ambas partes, atendieron muy bien las peticiones del moderador y es verdad que hubo varios momentos de bastante tensión, como la acusación de agresión a las víctimas del terrorismo, una acusación muy seria, y ahí hubo una tensión importante, incluso de la expresión física del rostro en el momento en que Zapatero enfrentó su mirada a la de Rajoy para decir, una vez más, que le parecía inmoral que no hubiese habido más apoyo por parte del PP en la política antiterrorista. Ese fue uno de los momentos más dramáticos y tensos. Por lo demás, se desarrolló con bastante normalidad.

--¿Ha sido este debate decisivo? ¿Se han resguardado Zapatero y Rajoy pensando en la segunda vuelta del debate?

--Los dos han hecho un debate de balance de actuación de cuatro años, y es lógico pensar que han reservado para el próximo lunes la parte de propuestas, explicar a los electores lo que piensan hacer en el futuro. Esa segunda parte será más de propuestas, de futuro, y también puede que ahí nos encontremos con una situación de reiteración, porque se han declarado ya tantas propuestas, tanto en precampaña como en campaña, que es posible que al elector les suenen las cosas ya a oídas, pero siempre caben algunas sorpresas o innovaciones.

--¿Qué influencia puede tener sobre los votantes?

--Hay en España un voto muy cristalizado, una proporción muy alta de votantes que ya tienen decidido su voto. Por tanto, no va a ser mucha la proporción de votantes que vayan a verse afectados por lo que oigan en los debates. Según alguna encuesta tras el debate, puede que un más de un 1% de personas hayan cambiado su voto tras la sesión.

--Defectos y virtudes de cada uno.

--Lo que es déficit en uno puede ser ventaja en otro. Zapatero tiene más tendencia al circunloquio y a explicarse más, y eso le hace ir menos al grano de los asuntos; sin embargo, Rajoy es más directo, pero nervioso, pareció más tenso, mientras que Zapatero un poco más tranquilo, sosegado, confiado.