«Los alumnos tienen que ser los agentes activos del aprendizaje»

-La actividad Paseo por la Ciencia, celebrada recientemente en Córdoba, se ha convertido en una cita esperada en la provincia. ¿Qué cree que tiene este evento que lo hace tan especial para el público y los centros participantes?

-La ilusión que genera en el alumnado que se encarga de explicar cada experimento y las relaciones de convivencia entre el profesorado de todas las etapas. Para el público se trata de un día lleno de curiosidades, de aprendizaje, de experimentos sorpresivos, de un acercamiento a la ciencia y la investigación, destinado a personas de todas las edades.

-¿A qué retos se han enfrentado este año para sacar adelante un año más el Paseo por la Ciencia y qué ha sido lo más gratificante en esta 19ª edición?

-Los retos más significativos han sido el cambio en la gestión en la organización del paseo, con un aumento de la burocracia. Somos una asociación pequeña de profesorado, y sacamos adelante la organización con nuestro tiempo libre y voluntad, en la que tenemos que encargarnos de muchos aspectos para que el evento salgo adelante: camisetas, participantes, patrocinadores, publicidad, seguridad, sonido, etc. Lo más gratificante, sin duda, es la asistencia de tanta gente al evento, el que cada año se apunten centros de enseñanza nuevos y que, por otro lado, tengamos a los centros que repiten siempre. Hemos contado con representación de todas las etapas educativas Primaria, Secundaria, Bachillerato, Formación Profesional, universidad y centros de investigación.

-¿Cuáles son los ingredientes clave para despertar la curiosidad científica en el alumnado? ¿Importan más los experimentos, los referentes, la emoción...?

-Los alumnos tienen que ser ellos los agentes activos del aprendizaje. Que se sientan identificados con algo que les resulte familiar. La ciencia se aprende haciéndola. Sobre todo, en la ESO, que es donde todavía apenas se preocupan de las notas y se crean vocaciones. Una vez entran en el círculo de la EBAU, solo se preocupan por memorizar. Estos son los ingredientes, además de la satisfacción de entender así lo que se explica y transmitirlo.

-La ciencia, a veces, parece lejana o «solo para unos pocos». ¿Cómo consiguen, desde la asociación, acercarla a las personas, especialmente a los más jóvenes?

-El Paseo por la Ciencia tiene a los jóvenes como protagonistas. Son ellos los que preparan los experimentos y le dan su enfoque conforme a su edad. Se transmite de igual a igual. El profesorado queda al margen. No se trata por tanto de una explicación teórica como en el aula. Es un proceso activo, con imágenes, cambios de color, texturas u olores. Y, sobre todo, que cuando se entiende lo que se dice, es más fácil de transmitir. Además, se realizan muchos experimentos que tienen que ver con la vida cotidiana, muchos se pueden hacer en casa y los padres y madres copian algunas ideas para repetirlas. Hay distintos niveles en las explicaciones. No sólo participan los que tienen mejores calificaciones, sino que cada persona adecua la explicación a su nivel, es un paseo inclusivo, para que así el público también lo sea, desde pequeños hasta gente mayor.

-¿Qué papel juega el profesorado en la construcción de una cultura científica en la sociedad? ¿Se reconoce suficiente su labor fuera del aula?

-El profesorado no es solo un transmisor de conocimientos, sino que debe motivar al alumnado en el aprendizaje, el pensamiento crítico, la solidaridad y otros muchos valores. No es una profesión muy reconocida y, además, está muy cuestionada en muchos aspectos. Pero depende de dónde uno ponga su recompensa, muchas veces basta con un mensaje de agradecimiento de un alumno o alumna o verlos y que se acerquen a contarte que están terminando la carrera o trabajando en investigación.

-La asociación promueve una ciencia accesible, pública y participativa. ¿Qué otros proyectos impulsan a lo largo del año?

-Tenemos las tertulias científicas en el Jardín Botánico desde el año 2007, en las que reconocidos ponentes tratan temas de actualidad científica. En años anteriores había más actividad, siendo un objetivo la Casa de la Cultura Científica, que se quedó sin realizar debido a la falta de compromiso de las instituciones. Hemos participado en congresos, en grupos de trabajo diferentes y en cursos del CEP. Nos gustaría realizar más actividades, pero necesitamos que aumente el número de profesores y profesoras que se involucren.

-En tiempos donde la desinformación y las pseudociencias circulan con rapidez, ¿cómo puede la educación científica actuar como antídoto?

-Cada vez es más complejo, ya que el alumnado recibe información a través de redes sociales donde se difunden como verdades, sin ser comprobadas ni cuestionadas. Es necesario dar más motivos y razones, buscar bibliografía contrastada, enseñarle a utilizar las redes donde tengan una fuente de información fiable, pero este reto es el más difícil hoy en día para las enseñanzas científicas.

-Si pudiera lanzar un mensaje a las instituciones educativas y culturales, ¿qué pediría para reforzar la presencia de la ciencia en la vida cotidiana?

-La ciencia debería tener mayor presencia en las enseñanzas, no solo de horario, sino de espacios. Más Aulas con laboratorios, con desdobles de profesorado para atender la realización de experimentos, materiales y reactivos o participación en proyectos. Las áreas de Ciencias deben propiciar la actividad del alumnado,. La sociedad debe valorar más la ciencia y la investigación, en temas medioambientales, de salud, alimentación o ecología.