Reportaje

La Mateo Inurria, mucho más que «solo» arte y diseño

El centro acoge un curso más a cientos de alumnos dispuestos a exprimir al máximo sus cualidades artísticas y a un profesorado que los acompaña y guía a la perfección durante todo el proceso

Alumnas y profesora, durante una clase.

Alumnas y profesora, durante una clase. / Pablo Cabrera

Córdoba

La Escuela de Arte y Superior de Diseño Mateo Inurria se distingue, no solo por su excelencia académica, sino por el ambiente cercano y lleno de creatividad que se respira nada más poner un pie en sus instalaciones.

En la Escuela Mateo Inurria la formación académica se fusiona con una experiencia humana que va más allá de los estrictamente educativo, favoreciendo un entorno donde cada estudiante puede sentirse libre y encontrar su propia voz artística.

Ya desde antes de entrar, es común ver a estudiantes en los bancos situados a la puerta de la escuela, en plena plaza de la Trinidad, compartiendo ideas, discutiendo sobre las respuestas de un examen, analizando proyectos juntos o simplemente disfrutando de cualquiera que sea el proceso artístico en el que están embarcados en ese momento.

Miguel Carlos Clementson, director de la Escuela de Arte.

Existe mucha diferencia de edades entre el alumnado. / Pablo Cabrera

Por los pasillos de la escuela te encuentras más de lo mismo y el trato es directo y súper cercano hasta con el personal de conserjería.

Y aunque en su mayoría los alumnos son gente joven, hay también estudiantes de edades muy diversas, en el taller del grado de Mobiliario, por ejemplo, te encuentras con hombres de una más avanzada creando o restaurando auténticas maravillas a través de la madera e incluso cuentan con perfiles en Instagram para mostrar fuera de la escuela su trabajo.

Pasas por el estudio de fotografía y todos son más jóvenes, deseosos de comerse el mundo y dispuestos a aventurarse en cualquier idea o actividad que se les cruce por la cabeza o que su profesora les proponga.

Las alumnas de Dibujo trabajan desde el jardín del que disfrutan en la escuela, tranquilas, sin muchos estímulos exteriores, simplemente ellas disfrutando del proceso creativo y una profesora que no impone, sino que las guía y acompaña de la mejor manera posible.

La Mateo Inurria, mucho más que «solo» arte y diseño

Miguel Carlos Clementson, director de la Escuela de Arte. / Pablo Cabrera

Y es que, en la Escuela de Arte las relaciones entre profesorado y alumnado también son muy sanas y estos primeros aportan a los segundos mucho más que simples conocimientos.

De los docentes presume el mismo director de la escuela, Miguel Clementson, que asegura estar rodeado de un equipo de 74 profesores experimentados en sus respectivos sectores y con una bagaje profesional a sus espaldas excelente que, además de aportar conocimientos al alumnado, también los ayuda a inspirarse y a enfocarse de una forma y otra al mundo laboral que les espera tras graduarse en la escuela. En cuanto al empleo, el director defiende que el alumnado de la escuela goza de una excelente inserción laboral y que, en algunas de la lineas que ofertan, los alumnos encuentran trabajo al salir o incluso antes de siquiera haber terminado sus estudios.

Los estudiantes del grado superior en Diseño realizan sus prácticas obligatorias en cuarto, que ya les aportan experiencia en el sector y amplia sus curriculum vitae, y los alumnos de ciclos también realizan prácticas obligatorias.

Por otro lado, de cara a ayudar a sus alumnos en su inserción en el mundo laboral, realizan diferentes jornadas enfocadas al mismo y los hacen también partícipes de, por ejemplo, ser quienes creen la imagen de las jornadas Factor Wow que celebra el centro.

Siendo todo así, y en palabras del propio director, la escuela busca seguir creciendo, seguir ampliándose y ser «una escuela reactivada, consecuente con el momento histórico en que estamos inmersos, plenamente integrada en el contexto educativo, y estructurada para capacitar a un amplio sector de profesionales y técnicos en las múltiples facetas de las artes».

Para ello, confía además en la nueva Ley de Enseñanzas Artísticas, aprobada en junio de este año, que cuando esté en marcha, va a suponer un importante salto cualitativo para la regulación de estas enseñanzas, permitiéndoles una capacidad de gestión y de poder abarcar muchos más campos que a día de hoy aún no tienen.

Por otra parte, el alumnado también espera que esos cambios se den, porque podrían mejorar notablemente su día a día en la escuela, además de creer que hay otros pequeños factores que mejorarían su paso por el centro.

Entre estos factores, destaca la mejora de algunas instalaciones y de la secretaría, que todo el tema papeleo sea mucho más fácil.

Por otro lado, creen a su vez que sería interesante que se pudieran ofertar nuevas optativas.

Todo enfocado a sus ganas de querer avanzar y seguir aprendiendo.

Irene Fuentes y Carlota García, alumnas de Diseño Gráfico

Irene Fuentes y Carlota García son dos alumnas del tercer curso de Diseño Gráfico que destacan de la escuela «la cercanía con los profesores». «No estamos en la típica universidad de 200 o 300 alumnos por grado. Entonces, eso nos ayuda a tener un trato más personal y más directo con los profesores, que son fantásticos», señalan. Además, Carlota destaca la existencia de las jornadas Factor Wow porque «vienen profesionales como Marisa Gallén o Patri Nuñez, que nos hablan desde su perspectiva y la verdad que eso te motiva mucho».

Por otro lado, ambas coinciden en que añadirían más materias optativas, entre ellas alguna enfocada al buen uso de la inteligencia artificial (IA). Andrea Valverde y Lucía Sánchez, alumnas de segundo de diseño, coinciden en lo favorable que es tener esa cercanía con los profesores y lo mucho que estos les aportan.

Por su parte, creen que también sería interesante un cambio en el planteamiento de algunas asignaturas, como la de tipografía, a las que «daríamos un peso mayor, en lugar de semestrales deberían ser anuales, son asignaturas muy necesarias en nuestra formación». 

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