Rafael González es profesor de Historia y Director del IES Grupo Cántico, además de vicepresidente del Foro por la memoria de Córdoba. Y toda su experiencia en este ámbito la traslada a su labor docente, además de participar en encuentros internacionales o publicar sus trabajos de investigación.
En 2022 ha retomado el ritmo habitual de su investigación ¿no?
Ha sido un año interesante. Pude, por ejemplo, presentar una comunicación al I Congreso internacional de la Desbandá, que ha sido fruto de otros factores: diez años de trabajo en mi centro con el proyecto ‘Valdeolleros, nuestro Barrio’; la apertura del primer sendero de memoria histórica en el Barranco de la Huesa (2011) o la inauguración del Memorial a los cordobeses deportados a los campos de concentración nazis (2018).
¿Cómo llega hasta esa comunicación internacional?
Todo el bagaje anterior me animó a unir senderos de memoria, huidas (exilio, lucha contra el fascismo y muerte en los campos de exterminio) y memoriales de homenaje en un artículo que propone una alternativa para los centros educativos uniendo elementos comunes de la Desbandá, de Córdoba y de ejemplos europeos, como el de Nuremberg.
¿Y lo ha trasladado a las aulas?
Sí. En mi comunicación expuse propuestas didácticas con las que trabajamos y que abren una perspectiva nueva de recuperación de la memoria histórica en países distintos como España y Alemania.
¿Cuál fue ese trabajo concreto?
El trabajo se ha realizado a lo largo de varios cursos y fases, desde el 2018-2019 hasta la actualidad, incluyendo un proyecto de investigación, un documental y más iniciativas de construcción de ciudadanía, proyectos en defensa de la libertad y los derechos humanos con centros educativos.
¿Y qué balance realiza de ello?
Muy positivo. En los últimos cuatro años estudiantes han participado en congresos de jóvenes historiadores; hemos elaborado y difundido un documental sobre el memorial; hecho un viaje de estudios a Nuremberg analizando in situ la concepción alemana sobre su pasado nazi; compartimos experiencias con alumnado alemán; una propuesta de historia comparada entre países europeos en torno a la idea de la visión de la memoria histórica del siglo XX, etc.
¿Qué les aporta a sus alumnos?
La historia es maestra de vida y les aporta conocimiento y ayuda a generar espíritu crítico. Les sirve para ser ciudadanos activos y participativos en nuestra sociedad. El conocimiento histórico es un bien de primera necesidad para desenvolverse en la sociedad hoy.
Dice usted que quien sabe, conoce; y quien conoce se implica.
Sin duda. La historia hay que conocerla, estudiarla y aprender de ella; e igual sucede con la Memoria histórica o memoria democrática. Hay que saber la realidad tal y como fue; y fue dura y, aunque no nos gusta, es la que tenemos.
¿Tendría que darse más valor a la Historia en la enseñanza?
Sí. Tengo la suerte de dar la mejor asignatura del mundo, que permite llegar a la base del sistema. A través de esta materia se contribuye a generar buenas personas y ciudadanos responsables.