Las mascarillas son un símbolo importantísimo de esta pandemia y durante estos dos años nos han protegido y acompañado en nuestro día a día procurando una sensación de seguridad sobre todo en ciertos entornos como el sanitario y el escolar. Sin embargo también han supuesto la invisibilización de las emociones y una barrera en la comunicación. Es por ello que en el CEIP Condesa de las Quemadas se ha llevado a cabo un ritual de despedida que ayuda a los niños a desprenderse de su uso de manera natural. Tal y como explica Rocío Moreno, maestra de este centro, la iniciativa del proyecto de duelo para esta despedida llegó hasta a través del Equipo de Orientación de Montoro que a su vez acogió la propuesta de Alma Serra, presidenta de la Asociación Española de Educación Emocional que también es psicóloga y pedagoga especializada en duelo. «El objetivo era establecer un tránsito con los niños del cole para que la despedida de las mascarillas fuese paulatina y para que no se viviera desde el condicionamiento, sino que hiciéramos una valoración sobre lo positivo que ha sido su uso», apunta Mñoz. 

Esta actividad ha ido precedida de una asamblea de clase en la que todos los participantes exponían su punto de vista sobre por qué han ayudado las mascarillas durante todo este tiempo, buscando en todo momento «el lado positivo». Así, los pequeños pudieron contar cómo se sienten, qué les preocupa al quitárselas y qué emociones experimentan al descubrir los rostros de sus compañeros y maestros de nuevo en clase. Después se hicieron manualidades con las mascarillas para plasmar en ellas esa otra visión más amable. «Optamos por recoger un mensaje de agradecimiento con un dibujo donde los alumnos pudieron despedirse de los tapabocas de una manera alegre, divertida, pero siempre desde el respeto a todas las posiciones familiares porque aún hay niños que las siguen usando» destaca la docente.

  Como llegaba mayo y con él la excusa de decorar el colegio con ambiente festivo, se decidió vestir globos de colores con las mascarillas de los niños a modo de farolillo. «De esa manera (las mascarillas) seguirán estando presentes durante todo el mes de mayo en todos los pasillos de nuestro centro, con sus propios mensajes y dibujos, con frases en las que el alumnado refleja lo aprendido durante la pandemia en relación con esta medida sanitaria y con lo que les hacemos una especie de homenaje por la protección que nos han dado durante estos tantos meses» subraya Muñoz quien añade que por lo inusual de las circunstancias, ha sido una experiencia muy positiva y en la que ha participado casi la totalidad del colegio. La aceptación de las familias también ha sido muy buena y ha servido mucho porque algunos niños que aún manifestaban un poco de complejo al desprenderse de ellas por diversos motivos, han tenido esta ayuda que ha favorecido que se reconcilien con el abandono de su uso. Tanto es así que la propia Serra se ha echo eco del proyecto felicitando al centro. Un proyecto de educación emocional que, como dice Muñoz, «ha salido redondo».