Estudiar para la Selectividad, conocida ahora como la PEvAU, es un proceso que puede convertirse en una auténtica pesadilla si no se sabe afrontarlo adecuadamente. Normalmente, los estudiantes suelen saber con muchos meses de antelación las fechas en las que deberán realizar los exámenes, aunque el momento crucial llega en las semanas previas a la prueba tras concluir los exámenes finales. Así pues, es la planificación del tiempo, hacer esquemas y contar con la motivación y el descanso suficientes.

Planificar bien el tiempo

Uno de los factores más importantes a la hora de preparar los exámenes de la PEvAU es comenzar cuanto antes y no dejarlo todo para el último momento. Normalmente, esos últimos meses del curso suelen ser los más duros a causa de los exámenes finales de Bachillerato y los trabajos de las distintas asignaturas. Por tanto, algo primordial es organizar bien el tiempo, fraccionando bien los días y fijando unos horarios de estudio que se deben cumplir. Es recomendable llevar a cabo este tipo de planificación a través de calendarios o agendas donde poder ir señalando los días y los diferentes propósitos a cumplir. Algo muy importante en este proceso es no dejar nunca de repasar el contenido de los temas a lo largo del curso, pues de este modo resultará más ameno el estudio.

Hacer esquemas y resúmenes

Algo clave a la hora de estudiar un temario tan extenso en periodos de tiempo tan cortos, es la realización de resúmenes o esquemas. Una vez estudiados los contenidos, es recomendable hacer esquemas o breves resúmenes donde se plasmen las ideas o puntos principales de cada tema, para poder memorizar y recordar más fácilmente. Además, es una técnica que permite aprovechar mucho más el tiempo de estudio. Otra recomendación a tener en cuenta es estudiar escribiendo y leer en voz alta. Tanto leer los contenidos en voz alta como escribirlos en papel ayuda a similar los conceptos de una forma más eficaz. Finalmente, algo que posibilita una memorización y una capacidad de estudios más eficientes es repasar, al menos cinco veces antes del examen en cuestión, los temarios ya estudiados previamente.

El buen descanso es clave

Hay que procurar que el lugar de estudio sea un sitio tranquilo y sin distracciones, donde evadirse del ruido y de cualquier entretenimiento que distraiga del principal objetivo. Algo fundamental a la hora de estudiar, además del lugar, es el descanso y el tiempo de ocio. Si el estudiante no dedica tiempo a cuidarse a sí mismo ni a relajarse, su mente se bloqueará y será imposible que logre concentrarse y retener toda la información. Por eso es muy importante descansar unos 10 o 15 minutos cada hora y media de estudio, para despejar el cuerpo y la mente y, de este modo, continuar con la tarea de manera más enérgica. También hay que descansar lo suficiente para estar frescos al día siguiente durante el estudio y por ello se aconseja dormir cada noche 8 o 9 horas, ya que gracias a un buen descanso la concentración y capacidad mental aumenta, así como la mejora de nuestro rendimiento durante los exámenes.