- Su vinculación con el mundo de las letras es muy extenso. Dígame, qué importancia tiene la lectura entre los adolescentes.

- Como lector y docente siempre he creído que la lectura supone un crecimiento como personas. De alguna manera, como recomendaba Cervantes, no existe libro malo que aporte algo. En edad infantil hay un disfrute tal vez por la lectura en presencia de un adulto, en la primaria el aliento de la escuela y el descubrimiento de la palabra o de la simbología ayudan. En cambio, en secundaria el esfuerzo de las tramas y de la imaginación, de la recepción detenida y reflexiva frente a la inmediatez de la educación digital y títulos desadecuados o no bien mediados por el profesorado producen objeción lectora. Hay que entusiasmar, crear expectativas y la labor docente en ese aspecto es fundamental. La obligatoriedad no es buena compañera.

- ¿Se realizan lecturas colectivas en el aula? ¿Necesitan los jóvenes estimulación extra para leer?

- Desde mi experiencia, la lectura en voz alta siempre beneficia y tiene éxito. Gusta que les lean y que el propio alumnado lea ante los demás, ya sea un poema en un recital o un personaje de una obra. A la lectura le sienta bien ser compartida, no ser examinada. La segunda parte de lo preguntado tiene al menos dos variantes, quienes se sienten atrapados y fascinados por la lectura y gozan de autonomía lectora y quienes sin la ayuda y guía docente desertarían muy pronto, incluso puede que después de la enseñanza obligatoria no lean por placer más, un treinta y largo por ciento acaba así. Resulta curiosa la pandemia que incrementó un diez por ciento el número de lectores y otro dato interesante, la mayor parte del porcentaje de quienes leen, motu proprio, son chicas.

- Además de docentes es escritor. ¿Qué tipo de género cree que engancha más a los alumnos?

- El relato parece elevarse como preferido (recordemos los éxitos de Harry Potter, Crepúsculo o distintas sagas). Ahora bien, puedo asegurar que la poesía bien presentada, con sosiego, motivación y en el contexto apropiado llega siempre porque es consustancial a cualquier persona, la capacidad simbólico-sintética la compartimos todos.

- ¿Cómo se estimula al alumnado, desde los centros educativos, para que aprendan a apreciar el valor de la lectura?

- No existe una fórmula mágica. Insisto en la mediación del docente que debe analizar qué interesa a su alumnado, qué le puede gustar. Eso implica leer y seleccionar a la vez que lo clásico, creaciones infantiles y juveniles, compartir lo que ha funcionado en otros centros, cómo una buena práctica de un centro se puede adaptar. La red de bibliotecas escolares en Andalucía es un buen ejemplo y la participación y visita a las bibliotecas municipales.

- ¿Qué reivindicaría en el Día del Libro?

- En primer lugar, tiempo. La lectura necesita ser digerida lentamente y en un contexto determinado, con sosiego. Ello implica menos deberes, menos tiempo dedicado a pantallas insulsas, menos evaluaciones. En segundo lugar crear contextos apropiados, por ejemplo la primavera es un buen tiempo para salir a leer.