Entre las diversas actividades llevadas a cabo con motivo de la celebración de la Semana de la Solidaridad en el IES Luis de Góngora cabe destacar, por la trascendencia del mismo, el acto de renovación de apadrinamiento de niños y niñas de Etiopía, organizada por la Sección Bilingüe del centro.

Esta actividad ha servido para renovar el compromiso que asumieron el curso pasado con la ONG británica Linkethiopia. La colaboración del centro con esta organización solidaria se remonta al año 2000 cuando, gracias a los donativos de profesores del instituto, pudieron llevar a la escuela primaria Edeget Feleg material didáctico en inglés consistente en libros de texto, lecturas graduadas, diccionarios y pósters, así como gran cantidad de artículos de papelería.

De este primer contacto con el colegio, y a la vista de la escasez de recursos con los que contaba este centro, surgió la necesidad de hacer una contribución prolongada en el tiempo que se materializó en el programa de apadrinamiento. Había una serie de niños y niñas, en su mayoría, huérfanos, que necesitaban apoyo económico para poder seguir estudiando.

Los fondos recaudados en la primera campaña se destinaron a apadrinar a un grupo de niños y niñas de edades comprendidas entre los 10 y l3 años. Esta pequeña contribución ha supuesto un gran paso para ellos ya que al poder continuar con sus estudios tendrán la posibilidad de formarse y ayudar a su comunidad en el futuro.

Abandonar la escuela, por falta de recursos, supone para los niños trabajar con sus familias en las faenas agrícolas, convirtiéndose en pastores y braceros y a las niñas colaborar en tareas del hogar tales como traer el agua del río o recoger leña para el fuego. o aún peor, su futuro puede reducirse a un casamiento a temprana edad o la entrada en el comercio sexual.

Este evento, que llenó el salón de actos del instituto, ha servido para ilustrar aspectos de este país. Los asistentes al acto han conocido un poco de su historia, como, por ejemplo, que los fósiles humanos más antiguos de la humanidad, los de la bautizada por los paleontólogos como Lucy, fueron hallados en unas excavaciones en Etiopía, de ahí que a este país se le llame la cuna de la humanidad. Hoy, sus restos se encuentran expuestos en el Museo Nacional de la capital, Addis Abeba.

También aprendieron que los primeros monarcas de este país fueron el rey Salomón y la reina de Saba. O que Etiopía es el único país de Africa cuya religión oficial es la cristiana. Conocieron, así mismo, que nuestra escuela hermana está ubicada en Arada, una barriada pobre de Gondar, en el norte del país.

Esta ciudad monumental, conocida como el Camelot de Etiopía, fue capital de la antigua Abisinia y cuenta con numerosos vestigios de su época de esplendor, siglos XVI y XVII. Sus castillos son Patrimonio de la Humanidad desde 1979 .

También han sabido que solo el 31% de los niños asiste a la escuela primaria, que la esperanza media de vida es de 48 años, que solamente el 22% de la población tiene acceso al agua potable, que la mortandad infantil está en 160 de cada mil partos, que solamente el 13% tiene acceso a una cobertura sanitaria adecuada, que los etíopes viven con poco más 1,50 euros al día. Estos y otros datos sitúan a Etiopía en el puesto 169 de un total de 179 en el índice de desarrollo de los países del mundo.

A los asistentes se les proporcionó información sobre la escuela hermana. A éstos les sorprendió, entre otros datos, que el número de alumnos por aula fuese de 64 en primaria y que no tuviesen ordenadores en el colegio.

También se les dio información de cómo vivían, les llamó la atención que no hubiese orfanatos en la zona y que los huérfanos viviesen con familiares cercanos que ejercían de tutores legales y que sus viviendas fuesen chozas de barro y ramas, sin electricidad ni agua corriente.

Esta charla fue ilustrada tanto con fotos de la escuela primaria, de su barrio y ciudad tomadas en nuestra visita, así como con fotografías de los niños y niñas apadrinados y de su país.

Cuando organizamos este acto nuestro objetivo era doble, de un lado, sensibilizar a nuestro alumnado de la importancia de la educación en el tercer mundo como medio para escapar de la pobreza y de otro, mostrar que nuestra pequeña aportación solidaria supone un gran cambio cualitativo en la vida de estos niños y niñas y que, por lo tanto, debemos seguir manteniéndola.