En estos días se está generando una cierta polémica en los medios de comunicación andaluces, a raíz del posicionamiento del conjunto de los decanos andaluces de las facultades de Educación en el Parlamento de Andalucía (intervención que yo protagonicé). El eje central del mensaje transmitido era el reconocimiento de la importancia y trascendencia de la puesta en marcha del Máster de Profesorado de Educación.

Ambos conceptos nos llevaron, a los decanos de Andalucía y a mí mismo, a plantear que esta transformación es un proceso (en el sentido opuesto a un hecho puntual) y la necesidad de abordarlo desde la complejidad, con soluciones que deben contemplar los diferentes actores, aspectos y parámetros en él implicados, así como las interacciones entre ellos.

Como podrán entender los lectores, un posicionamiento de este tipo nos imposibilita, tanto individual como colectivamente, a plantear soluciones simples; pero también a culpabilizar a un determinado actor, individual o institucional, de los más que probables problemas del conjunto del proceso. Todos los actores implicados somos responsables y "culpables" de lo que estamos desarrollando. Por otro lado, del mismo planteamiento se deriva la certeza de que van a surgir dificultades, problemas, distorsiones y desajustes. Precisamente porque es un proceso trascendente, importante y complejo. Desde esta visión, podemos y debemos ir identificando los escollos que vamos encontrando, pero en ningún caso, ni los decanos andaluces ni yo mismo, nos posicionamos en contra del propio proceso ni en contra de los demás actores implicados. Entendemos, eso sí, que los participantes en esta primera edición del Máster estén detectando discordancias y problemas, pero eso no contradice, sino que confirma, que el proceso es complejo e imposible de instaurar de golpe y sin problemas.

De igual forma, este planteamiento intelectual de los decanos andaluces nos lleva a concluir que es absolutamente necesario contar con la participación y la colaboración positiva y decidida de todos los actores implicados: Parlamento andaluz, diferentes consejerías, Consejo Andaluz de Universidades, rectorados, facultades (tanto de Educación como disciplinares), departamentos universitarios, profesorado y alumnado y, además, el conjunto de la sociedad misma. Es necesario encontrar los cauces y los procedimientos para la colaboración y la implicación.

Desgraciadamente, a veces, se busca la inmediatez, la solución fácil y la confrontación. Pero estamos tratando de un tema muy trascendente para el conjunto de nuestra sociedad: "el futuro de la formación de nuestros hijos". Por eso lanzo una petición sincera y decidida también a los medios de comunicación: "Es necesario que se posicionen por encima del sensacionalismo, del titular impactante y de la búsqueda de confrontaciones. Al contrario, deben ayudar a buscar soluciones y a trasmitir a la sociedad el hecho innegable de que, el conjunto del sistema, está apostando por la mejora, la calidad y la excelencia en el futuro de nuestro sistema educativo".

Esta es la verdadera noticia, la profunda, la importante. Las discrepancias, los problemas e incluso los enfrentamientos puntuales forman parte del mismo proceso. Hoy, muchas personas e instituciones se han puesto manos a la obra para abordar este gran reto que, precisamente por su complejidad, se había quedado postergado durante demasiado tiempo. Si necesitamos transmitir algo a la sociedad es precisamente este hecho para que, igualmente, se sumen al proceso.