Los educadores sociales se muestran satisfechos en Andalucía porque al fin se ha aprobado en el Parlamento andaluz, y por unanimidad, la Ley de creación del Colegio Profesional de Educadores Sociales, lo que los convierten en interlocutores válidos de cara a la Administración a la hora de negociar y reivindicar cuestiones importantes para el colectivo. Sin embargo, hay dos cuestiones que les preocupan: una, la no disposición aún de la Consejería de Educación en reconocer esta figura como parte esencial en los centros educativos, y otra, que la Universidad de Córdoba no solicite la titulación para impartirla como diplomatura en la facultad de Ciencias de la Educación, cuando ya se imparte en universidades de Sevilla, Huelva y Granada y en la UNED.

Manuel Gil, vocal de la Asociación Profesional de Educadores Sociales de Andalucía (Apesa), con sede en Córdoba, comentó ayer a este periódico que la creación del colegio profesional es una buena noticia, después de los 15 años que la asociación viene trabajando y reivindicando el reconocimiento social y profesional de la educación social en Andalucía. La creación del colegio abre nuevas perspectivas para el futuro de la profesión, la cual surge de la síntesis integradora de diferentes prácticas socioeducativas y colectivos profesionales existentes previamente a la promulgación del decreto 1420/91, por el que se crea la titulación universitaria de diplomado en Educación Social, de la que están saliendo ya las primeras promociones.

Manuel Gil apuntó que, una vez que se están formando ya los profesionales, ahora los educadores sociales tienen que entrar en colegios e institutos, como ya se está haciendo en Extremadura, pues en ellos pueden jugar una importante labor para prevenir situaciones de riesgo, favorecer la convivencia y servir de enlace con los servicios sociales de los ayuntamientos en la prevención y control del absentismo escolar. "Pero si bien los técnicos de la consejería se han mostrado receptivos, las últimas declaraciones de la consejera de Educación, Cándida Martínez, no eran favorables", apuntó Manuel Gil.