El papel que ha de jugar la delegación de Empleo y Desarrollo Tecnológico en Córdoba para trabajar todo lo referente a la formación profesional que le compete ha sido asumido, sin tambaleo, por su máximo responsable en la provincia, Andrés Luque. El delegado aporta seriedad y convicción personal para desarrollar y, si es posible, ampliar un proyecto educativo, formativo y laboral que aumenta su repercusión año a año. Consciente de los aciertos y las metas alcanzadas hasta ahora, pero también de históricas lagunas y nuevas problemáticas que surgen en el seno de esta parcela, Luque apuesta de lleno por esta formación de excelencia.

¿Mantiene su concepción de la formación profesional?

--Sí, y es una buena valoración. Nosotros nos encargamos de una de sus modalidades, la Formación Profesional Ocupacional (FPO), pero interactuamos todo lo que podemos para optimizar la eficacia de los tres subsistemas paralelos que existen en este ámbito educativo.

¿Y sobre la coordinación o unificación de los tres tipos?

--Pienso que es una vieja aspiración que nunca ha terminado de levantar el vuelo. El proceso de integración de los tres subsistemas ha quedado supeditado a directrices de la UE.

¿Apuesta por ella?

--Todo lo que sea mejorar el rendimiento de la FP es positivo. Actualmente hay dos frentes de trabajo puestos en marcha como son la colaboración mutua entre instituciones y la microgestión puntual para crear ciclos formativos.

¿Qué logros destacaría dentro de la FP?

--Dos de los hitos más importantes han sido los certificados de profesionalidad y las agencias de convalidaciones. Ver lo que hay que enseñar y regirse por los 5 niveles de cualificación de la UE mejoran la preparación. Además, la virtud de la FPO es que incide tanto en lo laboral como en lo social.

¿Podría concretar?

--Se trata de que esta enseñanza desarrolla aspectos laborales pero también habilidades sociales, de gran valor en la formación personal. Asimismo, trabajamos de cara a los grupos con mayor grado de empleabilidad, aunque dedicamos la mitad de la iniciativa a grupos de población con menores posibilidades de inserción laboral, caso de inmigrantes o minusválidos, entre otros.

¿Qué rol desempeña su delegación en este área?

--Hemos convertido la FPO en el principal instrumento en materia de empleo hasta la transferencia de las políticas activas de empleo. Intentamos ofertar un elemento que aporte formación a medida y que modernice y contribuya a la dinamización económica. Ejemplo de ello son los Centros Especializados repartidos por la provincia y para los que se va a crear una red que los integre.

¿Y qué balance hace?

--Uno lleno de satisfacción razonable. Cerca del 60% de nuestros alumnos encuentran trabajo en los 6 meses siguientes a finalizar los estudios.

Tras toda la actividad, ¿qué panorama se vislumbra?

--El de mantener toda la FP consolidada y replantear el enfoque de sus ciclos. El aumento de alumnos y la especificidad en cursos han culminado el salto cualitativo dado por la FPO.

Entonces, ¿futuro incierto?

--No. El futuro de la FPO tiene que seguir ligado a las empresas, a cubrir sus demandas, colaborar con potenciales trabajadores y ofertar prácticas. Todo para dar una respuesta ágil a las necesidades de empleo.