Economía y empresas

Diversificación y reajustes

Las certidumbres de los mercados en 2025 se fijan en los bancos centrales y las incertidumbres en la geopolítica y en las medidas que tome Trump cuando llegue a la presidencia

Sede del Banco Central Europeo.

Sede del Banco Central Europeo. / EFE

Francisco Bocero

Francisco Bocero

Certidumbre e incertidumbre. El nuevo año trae ambas a los mercados en un escenario global cada día más complejo donde la clave que más repiten las casas de análisis es diversificación.

Diversificación a partir del reajuste de carteras al que los acontecimientos de las últimas semanas del año han obligado a los inversores, fundamentalmente, tras el giro conservador de la Reserva Federal en cuanto a sus bajadas de tipos.

Independientemente de las medidas finales que implemente Donald Trump en el momento que se haga cargo de la presidencia, políticas expansivas y aranceles, la fortaleza de la economía estadounidense y los brotes inflacionistas que se derivan de ellas han puesto en solfa el recorte de tipos.

Y no obstante, los analistas siguen teniendo a la renta variable estadounidense como preferida en las carteras a pesar de que este año, Wall Street ha dejado una rentabilidad del 29 por ciento -denominada en dólares- y se mantiene en máximos.

Otra certidumbre está en Europa y el BCE. La autoridad monetaria mantiene su política de recortes de tipos y las previsiones, incluso las más prudentes, hablan de un precio del dinero por debajo del 2,5 por ciento, lo que también hace atractiva a la renta variable europea. El año que se va ha dejado una rentabilidad del 22 por ciento en Alemania, el Dax también se encuentra en máximos históricos, y del 15 por ciento en el Ibex, aunque París cierra con una ligera pérdida del 2%

El proceso de «desinflación» en Europa, si bien lento y con posibles picos de subidas, es otra de las certidumbres que se manejan con unas economías que podrían comenzar a recuperar lago de pulso, comenzando por la alemana.

En cuanto a la deuda y la renta fija, los analistas estiman que debe formar parte de las carteras, especialmente la estadounidense, que mantendría el bono a diez años en la cota del cuatro por ciento. Los rendimientos de la deuda europea están por debajo, pero siguen siendo también contrapunto en una cartera diversificada.

En cuanto a las materias primas, mantienen su condición de indispensables en esta cesta de productos diversificados, sobre todo las relacionadas con la energía y, naturalmente el oro, que pese a tocar máximos históricos, continúa siendo el activo refugio por excelencia.

En este escenario, y como sectores de crecimiento a largo plazo, los activos inmobiliarios y de infraestructuras también están en las preferencias como generadores de caja.

¿Y la incertidumbre? En la geopolítica, en la economía china y en los tradicionales «cisnes negros» que acaban surgiendo de forma inesperada. Por eso, la diversificación a gran escala es la clave en 2025.

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