TECNOLOGÍA AGROPECUARIA

¿Por qué pone el ministro Planas a Israel como ejemplo de uso del agua en agricultura?

El país de Oriente Próximo aprovecha al máximo el agua, riega con aguas residuales, usa desalinizadoras y semillas modificadas | Se ha apropiado de los acuíferos de los Territorios Ocupados de Palestina

Plantacion agrícola en Israel.

Plantacion agrícola en Israel. / UDI STEINWELL

Mario Saavedra

En el desierto del Negev, en el sur de Israel, casi no llueve. Un total de 200 mm anuales, menos de la mitad que en Madrid y un sexto de lo que cae en Galicia. Además, casi toda la lluvia está concentrada entre diciembre y marzo. El resto del año, sequía total. 

Allí es donde nació, en 1965, la empresa Netafem, ahora propiedad de una compañía mexicana. Es líder global de microrriego, sistemas para aprovechar cada gota de agua. Según el relato de la empresa, la idea del riego por goteo surgió cuando un ingeniero se fijó en un grupo de árboles que florecían verdes todo el año en medio del desierto. Se dio cuenta de que estaban recibiendo gotas de agua de una tubería agujereada. Copió la idea y la empezó a perfeccionar en el kibbutz (comunidad agrícola) de Hatzerim. A mediados de los ochenta, sus productos para riego por goteo se empezaron a vender por todo el mundo. Ahora está presente en una docena de países y tiene una veintena de fábricas por todo el mundo. Sus pequeños goteros y tuberías de riego se pueden comprar online y en tiendas especializadas de productos para agricultura por todo el globo. Se han autodefinido como una empresa “nacida para hacer florecer al desierto de Israel”. 

Israel es considerada por los expertos como un país referente en el uso racional del agua para la agricultura. La semana pasada, el ministro de Agricultura, Luis Planas, la puso como ejemplo, en plena polémica sobre el uso del agua de Doñana para regadío y en mitad de una ola de calor y sequía que azota el país. “Tenemos que modernizar el sector desde el punto de vista tecnológico para usar menos agua, y empezar a usar menos cantidad, aguas regeneradas, desalación; adaptar los cultivos y usar semillas que requieran menos agua”, dijo en una entrevista en Cadena Ser. “Hay que saber adaptarse. Yo siempre pienso en Israel. Tienen dos cosechas al año con unas condiciones climáticas que son mucho más extremas que las nuestras”. 

Israel está situado en una de las zonas de menor pluviosidad del mundo, y al mismo tiempo tiene un aumento de población vertiginoso, derivado de la alta tasa de natalidad de los ortodoxos religiosos. Ahora alberga a 9,3 millones de personas; tres millones más que al comienzo del siglo XXI. Sufre de un estrés hídrico creciente. 

Israel y el agua para la agricultura

No es una potencia exportadora de productos agrícolas, como Ucrania o España. Lo que más vende al exterior son diamantes (cerca de 9.000 millones), circuitos integrados (5.000) o petróleo refinado (2.500). La exportación de productos agropecuarios se queda en los 1.000 millones. Como referencia, España exporta, sólo en frutas, 10.000 millones. Pero, salvo el grano, que lo importa, ha conseguido ser esencialmente autosuficiente en el abastecimiento de alimentos. ¿Cómo lo ha logrado, con tan poca agua?

“En Israel se recicla más del 90% del agua para usarla en agricultura, cada gota se usa dos veces: primero para consumo humano, y luego para riego”, explican desde la Embajada israelí en España. El país es líder global en la reutilización de aguas residuales. “Además, se hace un enorme esfuerzo en comprobar que no hay fugas de agua en los conductos”, añade. La gestión corre a cargo de las empresas públicas IWA (Israel Water Authority) y Mekorot. Una de las decisiones clave que se han tomado es la de poner al agua el precio de mercado. Es decir, muy cara. Eso ha reducido también el consumo y el dispendio.

En España se pierden, por fugas en las canalizaciones, unos 700.000 millones de litros de agua cada año, el consumo anual de 14 millones de personas. “Otra de las ventajas que tiene Israel es que, desde el punto de vista hídrico, hay una única entidad estatal que gestiona toda el agua”. En España, cada cuenca hidrográfica (del Duero, del Ebro, del Tajo, del Guadalquivir…) tiene potestad sobre esa gestión. La del Tajo, por ejemplo, define continuamente la cantidad que se trasvasa hacia los regadíos de Murcia.

En Israel, la única fuente de agua dulce es el mar de Galilea, al norte del país, que provee cerca del 30% del suministro total. La principal fuente de obtención de agua es la desalinización, que se obtiene de cinco plantas principales: Ashdod, Ashkelon, Palmachim, Hadera y Sorek 1 y 2, que están entre las de mayor capacidad del mundo. Generan alrededor del 40% del agua consumida. España, en ese sentido, está también muy avanzada. Es el quinto líder global y utiliza el 20% de dicho recurso en agricultura. 

Otro factor importante es la implantación del fertirriego, en los que a las plantas se las abastece de agua por goteo incluyendo también los fertilizantes. O una evolución de este, el nutrirriego: se usa la arena del desierto para fijar a la planta en el suelo y todo lo demás que necesita, tanto el agua como todos los nutrientes, se le suministra de forma artificial a través de los goteros. 

Desarrollan semillas especiales con ingeniería genética. Algunas consumen menos agua. Otras son capaces incluso de crecer con el agua ligeramente salada abundante en el subsuelo de la región, conocida como salobre.

Polémico control de los acuíferos

La idea de convertir el semidesierto que es Israel en un vergel está muy imbricada en los sueños del proyecto sionista que se consumó con la declaración del Estado de Israel en 1948. Uno de los planes primigenios era el de construir un enorme acueducto desde el 'mar de Galilea', al norte, recorriendo todo el país hasta el sur. Permitir que floreciera la agricultura. La compañía nacional Mekorot empezó a construir el acueducto National Water Carrier. Se completó en 1964, y sigue transportando cada día cerca de dos millones de metros cúbicos de agua por sus 130 kilómetros de longitud. 

Tres años después, en la guerra de 1967 contra los países árabes, Israel tomó el control por la fuerza militar de todas las fuentes de agua de los territorios que ocupó. Conserva, hasta hoy, el control exclusivo de todas esas fuentes de agua entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, salvo por una pequeña sección de un acuífero en la Franja de Gaza (uno de los dos territorios que forma parte, junto con Cisjordania, de la Palestina ocupada). “Israel usa el agua como le conviene, e ignora las necesidades de los palestinos de Cisjordania y Gaza, sometiéndoles a una escasez de agua provocada por el hombre”, denuncia la ONG israelí de defensa de los derechos de los palestinos, B’tselem. “En Gaza, el agua que se les entrega es subestándar y no es potable”. 

La agricultura predomina entre los colonos de los asentamientos ilegales. Es habitual ver por los territorios palestinos ocupados colonias israelíes totalmente verdes en lo alto de montañas totalmente resecas; parques, árboles, césped. 

Empresas como la propia Netafem han sido acusadas de fomentar la ocupación y están en la lista del movimiento de boicot contra la ocupación israelí BDS.

En los acuerdos de Oslo, a finales de los noventa, se repartió el agua de forma temporal como parte del plan de paz para construir un Estado palestino. A Israel le correspondía el 80% del agua de los acuíferos; a Palestina, el 20%. Pero ni siquiera esa distribución se ha cumplido.