Pobreza laboral

La crisis de precios deja sin vacaciones a más de uno de cada cuatro trabajadores

Los sueldos suben menos que los precios y ello obliga a un número creciente de trabajadores a renunciar a ciertas facturas y apretarse el cinturón para lograr no caer en riesgo de pobreza

Imagen de archivo de Salou (Tarragona).

Imagen de archivo de Salou (Tarragona).

Gabriel Ubieto

La crisis de precios está provocando que un número creciente de trabajadores se priven de ciertos consumos básicos para poder llegar a final de mes. Este año, por ejemplo, más de uno de cada cuatro ocupados españoles no podrán irse de vacaciones una semana fuera de casa. También ha aumentado la proporción de trabajadores que confiesa que cualquier gasto imprevisto le rompe las cuentas. O que no pueden permitirse tener puesta la calefacción todo el invierno o el aire acondicionado durante el verano.

Más precarios, si bien menos pobres, ya que el tirón del empleo durante los últimos meses ha permitido que un número creciente de personas mejore lo suficiente su situación para salir del riesgo inmediato de pobreza. Así lo constata la encuesta de condiciones de vida que ha publicado este lunes el INE, que recoge un ligero descenso del índice general de pobreza en el 26% de la población española, hasta su nivel más bajo desde 2013.

Los sueldos suben menos que los precios y ello obliga a un número creciente de trabajadores a renunciar a ciertas facturas y apretarse el cinturón para lograr no caer en riesgo de pobreza. Y es que mientras el porcentaje de total de ocupados empobrecidos ha disminuido ligeramente en 2022 respecto al 2021, las renuncias a insumos básicos ha crecido en casi todas sus franjas.

Según los últimos datos, el 16,5% de los ocupados no llegaba a final de mes pese a tener un empleo y un sueldo a final de mes, frente al 17,9% del año anterior. Un perímetro que abarca actualmente a 3,3 millones de personas en toda España y que representa su menor nivel desde 2016. No obstante, los niveles de pobreza laboral todavía están lejos de los existentes antes de la crisis del 2008, cuando eran del 13,4%. La falta de intensidad en el empleo, es decir, trabajar muy pocas horas al mes y, por ende, cobrar muy poco por ello, es habitualmente la principal causa que empuja a los ocupados a la pobreza.

En este sentido, la expansión del mercado laboral durante el último año, superando los niveles de empleo previos al covid, rema a favor para disminuir esa tasa de trabajadores pobres. El total de hogares con baja intensidad de empleo bajó tres puntos en el último año, situándose en el 8,6%, el menor nivel de la serie histórica. Las recientes subidas del salario mínimo, casi un 50% en lo que va de legislatura, también pueden explicar la reducción de los índices de pobreza laboral.

El Gobierno se apoya en esa mejoría del mercado laboral para argumentar la mejoría de los índices generales de desigualdad. Según ha valorado el Ministerio de Economía en un comunicado, el índice GINI alcanzó en 2022 una puntuación de 32 (siendo 0 la equidad perfecta y 100 la máxima desigualdad), un objetivo que tenía marcado el Ejecutivo para el 2030.

Más de 5 millones de trabajadores sin vacaciones

Una mejora también sustentada en un día a día más precario de un número creciente de trabajadores. Las vacaciones han sido una de las primeras piezas a sacrificar para cuadrar cuentas, hasta el punto de que el 26,7% de los ocupados (unos 5,4 millones de personas) no podrá irse una semana fuera para descansar este año, un punto y medio por encima de la tasa del año anterior y su mayor nivel desde 2016. El 30,8% de los trabajadores no puede afrontar un gasto imprevisto, como una caldera rota, una reparación del coche o cualquier otra factura de peso con la que no contaban.

Una de las privaciones más severas del panel estudiado por el INE es la de poder o no permitirse comer carne o pescado una vez como mínimo cada dos días. Aquí el porcentaje, pese a la mejora generalizada en los índices de carencia material severa, ha aumentado. El 3,9% de los ocupados, es decir, más de 80.000 personas no puede permitírselo con su sueldo. El año anterior dicho porcentaje era del 3,1%.

El incremento especialmente intenso que han experimentado los insumos energéticos se ha dejado notar en las estadísticas. El porcentaje de trabajadores que no puede costear con su sueldo una temperatura adecuada en su vivienda se ha disparado. En 2021 era del 11,1% y en 2022 alcanzó el 14,6%. Falta por ver qué incidencia tendrá la subida de tipos de interés y del euríbor en las estadísticas del año que viene, pues la encuesta del INE trabaja con el alquiler y la hipoteca de un año antes. De momento, uno de cada 10 ocupados sufre atrasos recurrentes en el pago de su hipoteca.