Política monetaria

El BCE sube los tipos en el medio punto previsto, al 3,5%, pese a la tormenta bancaria

El banco central del euro sigue delante pese al miedo de los inversores al impacto del alza de tipos en la banca tras la crisis de SVB y Credit Suisse | El organismo presidido por Christine Lagarde defiende la resistencia, solvencia y liquidez de la banca de la zona euro y promete darle liquidez adicional "si fuera necesario"

El BCE sube medio puntos los tipos hasta el 3,5% para seguir luchando contra la inflación

Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EP

Pablo Allendesalazar

El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves subir los tipos de interés en otros 0,5 puntos porcentuales, con lo que el tipo principal se sitúa al 3,5% (máximo desde noviembre de 2008, albores de la anterior crisis), mientras que la facilidad de depósito -el interés con que remunera el dinero que guarda a los bancos, el más relevante en el actual contexto- se eleva al 3%. La autoridad monetaria, así, ha seguido adelante con el alza que anunció hace seis semanas pese al miedo de los inversores a los bancos en bolsa tras las crisis de Silicon Valley Bank y Credit Suisse. Eso sí, su presidenta, Christine Lagarde, ha dejado en el aire las nuevas alzas de tipos y ha prometido liquidez a la banca de la zona euro en caso de necesidad, dos mensajes destinados a tranquilizar el mercado.

El banco central del euro ha defendido su controvertida decisión -esperada, pero criticada anticipadamente por algunos expertos y operadores del mercado- porque "se prevé que la inflación seguirá siendo demasiado alta durante demasiado tiempo". Así, ha reducido su previsión de IPC medio para este año del 6,3% al 5,3%, pero ha elevado el pronóstico del subyacente (sin energía y alimentos) del 4,2% al 4,6%. Además, estima que tanto la inflación general (2,9% en 2024 y 2,1% en 2025) como la subyacente (2,5% y 2,2%) seguirán por encima de su objetivo (2% a medio plazo) al final de su horizonte de proyecciones, lo que le empuja a seguir encareciendo el dinero para enfriar aún más la actividad. En cuanto a la economía, espera más crecimiento este año de lo que auguró en diciembre (1% en lugar de 0,5%), pero menos en 2024 y 2025 (1,6% en ambos años, frente al 1,9% y 1,8% anterior).

Al tiempo que confirma su compromiso en la lucha por doblegar la inflación, el BCE ha querido lanzar un mensaje tranquilizador sobre la situación de la banca. El consejo de gobierno, ha asegurado, está haciendo un "atento seguimiento de las actuales tensiones en los mercados y está preparado para responder como resulte necesario" para mantener la estabilidad de precios y financiera. "El sector bancario de la zona del euro tiene capacidad de resistencia y posiciones de capital y de liquidez sólidas. En todo caso, el BCE cuenta con todos los instrumentos de política monetaria necesarios para suministrar apoyo de liquidez al sistema financiero de la zona del euro si fuera necesario y preservar la transmisión fluida de la política monetaria", ha prometido, para disipar el temor a crisis de entidades por fugas de depósitos.

También para tratar de tranquilizar a los inversores, Lagarde no ha adelantado por primera vez en meses que habrá nuevas subidas de tipos en las próximas reuniones del BCE, sino que ha afirmado que la decisión dependerá de la evolución de la inflación y de los mercados financieros. "Sobre la base de la evaluación de las perspectivas de inflación a la luz de los nuevos datos económicos y financieros, no es posible determinar en este momento cuál será el camino a seguir, pero sabemos que dependerá de los datos, y sabemos que si el escenario base tal como lo tenemos se confirma y persiste, tendremos más terreno por cubrir", ha apuntado. Es decir, que si la inflación sigue alta y las tensiones financieras retroceden es probable que haya nuevas alzas de tipos, pero el BCE prefiere no comprometerse a nada concreto por ahora para dejarse margen de maniobra.

Máxima tensión

El máximo órgano de gobierno del BCE se ha reunido en un contexto inimaginable hace apenas algo más de una semana. La caída del estadounidense Silicon Valley Bank ha provocado en los últimos días unas ondas expansivas en las bolsas que sacudieron el miércoles al desde hace años maltrecho Credit Suisse helvético e hicieron temblar las cotizaciones de los bancos mundiales. El fantasma de una crisis financiera, así, ha incrementado la presión a la autoridad monetaria de la zona euro en su lucha contra la espiral inflacionista. La mayoría de los analistas esperaba que el BCE subiera los tipos en 0,5 puntos, pero el mercado confiaba en un alza menor o incluso en que los dejara sin cambios para reducir la presión sobre el sistema financiero.

Esa subida de 0,5 puntos era considerada el escenario más probable por dos razones. De entrada, porque el inusual anuncio hace seis semanas de dicho incremento fue fruto de un acuerdo entre las dos almas del consejo de gobierno del BCE: los gobernadores 'halcones' (más ortodoxos) aceptaron rebajar el incremento de tipos de la reunión de febrero de 0,75 a 0,5 puntos, como pretendían los 'palomas', a cambio de anunciar una nueva subida en marzo. De hecho, Lagarde ha revelado que la decisión de subir tipos este jueves ha sido apoyada por una "mayoría muy grande" de consejeros, si bien "dos o tres" hubieran preferido no aprobar el alza y "esperar algo más y ver qué nos van diciendo los datos".

Pero además, no aprobar la anunciada subida podría cernir una sombra de duda sobre el estado real del sistema bancario europeo, cuando el mensaje que están intentando lanzar las autoridades es que su situación nada tiene que ver con la que ha provocado la caída del SVB o con los problemas que arrastra Credit Suisse desde hace años. La inflación de la zona euro, además, le deja poco margen de actuación, ya que cada vez se extiende a más productos y servicios. Así, la general se desaceleró al 8,5% en febrero por el abaratamiento de la energía, pero la subyacente subió a un nuevo máximo histórico del 5,6%. Además, la economía y el empleo están comportándose mejor de lo esperado, lo que incrementa la presión para que el BCE encarezca el dinero para tratar de enfriar aún más la economía y reducir los precios.