En Madrid

Este es el búnker digital al que se conectan el 65% de los españoles cuando entran en Internet

La compañía norteamericana Digital Realty cuenta con este complejo compuesto por cuatro centros de datos en la capital, con más de 13.000 conexiones

Data center de Digital Realty en Madrid.

Data center de Digital Realty en Madrid. / Alba Vigaray

Gabriel Santamarina

En el barrio tecnológico madrileño de moda, Madbit, en el distrito de San Blas-Canillejas, se ubica el mayor centro de datos ('data center' en el lenguaje inmobiliario) del sur de Europa. Desde fuera es un edificio más de una zona que está viviendo una profunda expansión, pero por dentro es un búnker tecnológico por el que pasa, al menos una vez al día, el 65% del tráfico de Internet de España. Su propietario es Interxion, una compañía holandesa que fue comprada por la norteamericana Digital Realty, previo pago de 8.500 millones de euros.

"Nacimos a finales de los 90 y llegamos a España en los 2.000, llevamos 23 años en Madrid", comenta Robert J. M. Assink, el máximo responsable de la firma en España, en una entrevista para El Periódico de España. Los pioneros como Interxion surgieron al calor de la liberalización del mercado de las telecomunicaciones, en el caso de España con el fin del monopolio de Telefónica. La primera ola de expansión fue para las nuevas redes y operadores que surgieron en España. 

"En una segunda ola de crecimiento, venían empresas que querían instalar sus máquinas, que alojaban la informática o el software para sus empleados. Las empresas del Ibex 35 instalaban sus equipos aquí, en un entorno muy bien comunicado y garantizando el servicio 24 horas al día y 7 días a la semana. Tenemos a Renfe, Airbus, Ferrovial, Día o los bancos; todo tipo de sectores que tienen aquí su informática gestionada por ellos en un entorno más seguro, mejor gestionado y bajo coste", resume el directivo de Interxion. La tercera y última hora han sido el sector digital, con compañías como Facebook, Twitter, Netflix o WhatsApp, además de todo el almacenamiento en la nube.

¿Cuál es el negocio?

Robert J. M. Assink utiliza una comparación para explicar qué es lo que ofrecen: "Somos como el Aeropuerto de Barajas, que está gestionado por Aena. Aena tiene esta infraestructura compartida con multitud de aerolíneas, que pagan una cuota para poder llevar a cabo su negocio. También están los taxis, el metro, restaurantes, hoteles y tiendas alrededor del pasajero y sus necesidades. Aena es el lugar físico que gestiona todo el Aeropuerto, pero no vende ni ropa, ni vende billetes de avión. Cambia aeropuerto por centro de datos y nosotros somos Aena, nosotros invertimos en la infraestructura básica. Nosotros somos propietarios del edificio y dentro tenemos instalaciones eléctricas y mecánicas para enfriar equipos. Toda la informática la trae el cliente y lo gestionan de forma remota. La electrónica de red, los servidores, el almacenamiento es de los clientes. Cada uno instala lo que quiera".

En la actualidad, cuentan con cuatro centros de datos en Madrid, dos de ellos unidos en un mismo edificio. Acumulan una potencia de 6 megavatios IT (unidad de medida de este tipo de activos) los dos primeros y otros 6 MW el tercero. El cuarto y último comenzará sus operaciones en las próximas ocho o seis semanas y contará con una capacidad de 30 MW, aunque de primeras se pondrán en servicio solo 5 MW. MAD1 y MAD2 están a pleno rendimiento y MAD3 está al 60% de ocupación. Adicionalmente, la empresa está levantando uno en San Adrián de Besós, que servirá al 50% de la población del área mediterránea.

¿Cómo es por dentro?

Desde fuera es un edificio normal y corriente, de piedra. Se entra por una pequeña puerta corrediza. La recepción es la tradicional de un edificio de oficinas, en la que hay que identificarse con el documento nacional de identidad, nada diferente a subir a cualquiera de los rascacielos del Paseo de la Castellana. El primer cambio es que, en unas oficinas tradicionales, la tarjeta de visita sirve solo para pasar el torno del principio; sin embargo, aquí no, es necesaria para abrir cualquier puerta y hasta para subir al ascensor.

Una vez se accede a la parte de maquinaria hay un primer pasillo, con puertas simétricas y una cámara de seguridad vigilando. Este es similar a un trastero de cualquier edificio residencial, pero bien pintado en un color negro uniforme. Pasando una vez más la tarjeta se accede a una de las salas. La primera de la visita tenía una temperatura agradable, que rondaría los 20 grados. Aquí se apilan lo más parecido a la torre de un ordenador de mesa, pero con muchas luces. Solo llenar de maquinaria un metro cuadrado puede costar desde 50.000 o 100.000 euros, hasta medio millón. La segunda sala tenía unas condiciones más exigentes. Aquí la temperatura sube radicalmente y el aire acondicionado sopla a un ritmo vertiginoso para poder mantener una temperatura estable que no estropee la maquinaria.

En la azotea del inmueble se ubican los generadores. Una de las máximas de estos complejos es que nunca pueden tener un corte de suministros. Por esto, tiene unos generadores a gasoil que les salvarían en caso de un macrocorte eléctrico. Desde que se puso en marcha apenas han tenido que utilizarlo durante pocas horas en contadas ocasiones, pero tienen garantizada la entrega de carburante todos los días, en caso de ser necesario.

Furor inversor

En los últimos meses, se ha desatado un furor inversor por los grandes búnkeres de datos. La inmobiliaria del Ibex-35 Merlin Properties está inmersa en desarrollar cuatro, el fondo Thor Equities compró la antigua embotelladora de Coca-Cola en Fuenlabrada para construir otro y el fondo Stoneshield, fundado por Juan Pepa y el hijo de Ana Botín, anunció la venta del suyo. "Nosotros somos la causa de que esto haya pasado, hemos sido los primeros en abrir este mercado en el año 2000, especializándonos en este y sin meternos en otros negocios", presume Robert J. M. Assink.

A pesar de que se les encuentra como un nuevo segmento dentro del sector inmobiliario, está más cerca de ser considerado una infraestructura. Además, sobre el coste de poner uno a trabajar, solo el 15% o 30% es la construcción tradicional, el ladrillo. El resto es la parte eléctrica, mecánica, seguridad, sistemas, cableado, etc. Su rentabilidad es el motivo de este furor, ya que se puede obtener un retorno anual desde el 9% hasta el 11%, o incluso más. Este es un retorno muy abultado frente al 3% o 5% que da el alquiler de un gran edificio de oficinas o una vivienda, respectivamente.

La inversión prevista por la consultora inmobiliaria Colliers asciende hasta los 5.000 millones para los próximos tres años. La propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que el Gobierno regional pretende captar 6.000 millones de euros hasta 2025. La intención es asesorar a las empresas del sector y convertir la comunidad en la zona de Europa "con mayor tráfico de datos".