El Banco Central Europeo (BCE) mantiene el pie en el acelerador en su lucha contra la espiral inflacionista. Su consejo de gobierno ha vuelto este jueves a subir los tipos de interés oficiales de la zona euro en 0,75 puntos porcentuales, con lo que el tipo de referencia para la financiación de hogares, empresas y Estados queda en el 2% (su nivel más alto desde enero de 2009). Las cuotas de las hipotecas y los tipos de los nuevos créditos, por tanto, continuarán la escalada que iniciaron a finales del año pasado.

La autoridad monetaria ha cumplido lo esperado por el mercado y los analistas al repetir la subida extraordinaria que ya aplicó el pasado septiembre. Entonces elevó los tipos en 0,75 puntos en la que fue el mayor alza en los 23 años de historia de la institución. A finales de julio, el organismo presidido por Christine Lagarde comenzó a encarecer el precio del dinero con una subida de 0,5 puntos, la primera en 11 años, la mayor en más de dos décadas y el doble de lo que había anticipado en su reunión de junio.

"Con esta tercera importante subida consecutiva de los tipos oficiales, el consejo de gobierno ha logrado un avance considerable en la reversión de la orientación acomodaticia de la política monetaria", ha asegurado el organismo, que con todo ha confirmado que seguirá elevando el precio del dinero pese a su impacto en la ya decreciente actividad económica. "La inflación sigue siendo excesivamente elevada y se mantendrá por encima del objetivo (2% a medio plazo) durante un período prolongado", ha justificado.

Más probable que en septiembre

Lagarde, en este sentido, ha admitido que hay un "riesgo creciente de recesión" y de que el paro aumente desde el mínimo histórico del 6,6% de agosto. En sus previsiones de septiembre, el BCE auguró que la zona euro crecería un 0,9% el año que viene en el escenario entonces estimado como más probable, aunque en el adverso calculó una caída del PIB del 0,9%. La alta funcionaria francesa, en este sentido, ha reconocido que la situación es ahora peor que la que llevó a dicha estimación de crecimiento del 0,9%, con lo que la expansión de la actividad será previsiblemente menor, aunque todavía no tan mala como la que provocaría la recesión del -0,9%.

Pese a ello y pese a algunas críticas de Gobiernos como el francés o el italiano, Lagarde ha confirmado que el BCE seguirá encareciendo el dinero hasta un nivel que no ha querido precisar, si bien ha insinuado que quizás podría desvelar tras la reunión del consejo de gobierno del 15 de diciembre. Como advertencia, también ha dejado la puerta abierta a alcanzar un nivel de tipos que no solo no apoyen la actividad económica (nivel neutral), sino que la contraigan.

"¿Eso quiere decir que somos ajenos al riesgo de recesión? Obviamente no, y obviamente nos preocupamos, particularmente por aquellos que tienen bajos ingresos y que son más vulnerables, no solo al riesgo de recesión sino a la realidad de la inflación. Cuando luchamos contra la inflación pensamos en nuestro mandato, pero también pensamos en las personas que más están sufriendo la inflación", ha justificado.

Fin de la financiación gratuita

El BCE, de hecho, ha tomado otras dos medidas destinadas endurecer las condiciones de financiación a los agentes económicos. Así, ha decidido encarecer la financiación ultrabarata que aportó a los bancos durante la pandemia con el objetivo de que encarezcan aún más el crédito a sus clientes y enfriar así la demanda. En esta línea, dichas inyecciones de liquidez pasarán a tener un interés equivalente al promedio de los tres tipos oficiales (2%, 2,25% y 1,5%). Entre junio de 2020 y el pasado junio, el tipo era de hasta el -1% (los bancos devolvían menos de lo que recibían), entonces pasó al 0% y en septiembre al 0,75%.

Ello acabará, asimismo, con los 'beneficios caídos del cielo' que obtienen los bancos, ya ahora podían tomar esa financiación ultrabarata del BCE y depositarla en el organismo a un tipo más alto. Así, dejó de ser negativo en julio y pasó a ser positivo en septiembre (la facilidad de depósito, que entonces se situó en el 0,75% y este jueves en el 1,5%). En la misma línea, ha aprobado que todas las reservas mínimas que las entidades deben tener depositadas en el banco central pasen a estar remuneradas según el tipo de dicha facilidad de depósito (1,5%) en lugar del tipo general (2%).

Como un primer paso para comenzar a reducir su balance y drenar liquidez, otra medida que encarece la financiación, la autoridad monetaria también ha decidido abrir nuevas ventanas para que los bancos puedan repagar esa deuda ultrabarata que les inyectó en la pandemia. Además, Lagarde ha revelado que el consejo de gobierno anunciará en su reunión de diciembre cómo comenzará a deshacerse de parte de la deuda pública y privada que compró en los años previos a la escalada de la inflación. Ello supondrá un endurecimiento adicional de la política monetaria y quizás por ello le dé margen para subir los tipos de forma más moderada en su última reunión del año.

Sin tregua

El banco central, que comenzó a elevar los tipos más tarde que otros bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense, está teniendo que aplicarles una subida acelerada ante una escalada de la inflación que, como sus homólogos de otros países, tildó en un primer momento en 2021 de fenómeno transitorio. La invasión de Ucrania, sin embargo, ha extendido la escalada de los precios más allá de toda expectativa y no da tregua a las autoridades monetarias.  

El IPC de la zona euro alcanzó en septiembre su décimo máximo histórico de los 11 últimos meses, desde el 9,1% de agosto al 9,9%. En septiembre, el BCE revisó "significativamente al alza" sus previsiones sobre la inflación. Ahora estima un 8,1% de media en 2022, 5,5% en 2023 y 2,3% en 2024, frente al 6,8%, 3,5% y 2,1% que calculó en junio. Los precios, así, se alejan de su objetivo (2% a medio plazo) al cierre del escenario de tres años sobre el que basa sus decisiones.