Percibir una pensión cuando llega la hora de jubilarse es algo esencial para vivir esta etapa de nuestras vidas con unas garantías mínimas de ingresos recurrentes. Pero no todo el mundo tiene derecho a cobrar una pensión contributiva, ya que hace falta cumplir con una serie de requisitos que establece la ley.

El requisito más importante es haber cotizado al menos 15 años, de los cuales 2 años deben darse dentro de los 15 años previos a la jubilación. Si no se llega a ese nivel de cotización es imposible cobrar la pensión contributiva. Esto no quiere decir que quedas totalmente desprotegido, sino que cobrarías una pensión no contributiva.

Pensiones no contributivas: una solución efectiva

Las pensiones no contributivas se conceden a personas que no cumplen con los requisitos para acceder a una pensión contributiva. Estas pensiones son de un importe más reducido, pero también hay que cumplir una serie de requisitos para poder cobrarla, como haber llegado a la edad de jubilación ordinaria que esté vigente en el momento o residir en territorio español y haberlo hecho un mínimo de 10 años en la vida laboral.

La legislación también establece que hay que demostrar que se reciben unos ingresos anuales inferiores a los 5899,60 euros en el caso de vivir solos, una cantidad que va aumentando en hogares de más personas, con un máximo de 18 288,76 para hogares de cuatro o más personas.

Estas pensiones no contributivas se van actualizando periódicamente para reducir la pérdida de poder adquisitivo derivada de la inflación. En la actualidad, una pensión no contributiva tiene un importe de 421,40 euros al mes en el año 2022, aunque todo parece indicar que pueden subir hasta un 15 % en función de la decisión que tome el Gobierno para paliar las consecuencias de la invasión de Ucrania.

En definitiva, si no se cumple con los requisitos para recibir una pensión contributiva, siempre queda la opción de cobrar una no contributiva.