Hacía años que los países más industrializados y ricos habían dejado de vigilar de reojo a la inflación. Era un problema que parecía olvidado. Se llegó incluso a temer el fenómeno inverso, la deflación, es decir, la caída sostenida del nivel general de precios, que conduce a una profunda crisis.

Pero el año pasado ya se dieron síntomas de que esta variable que resta valor al dinero y al ahorro había vuelto con una fuerza similar a la de hace casi cuatro décadas, como en la denominada segunda crisis del petróleo. Y la invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Vladímir Putin, que tiene en su mano el grifo del petróleo y el gas, entre otras materias primas, no hizo más que agravar el problema al que se suman los cuellos de botella en las cadenas de suministros, entre otras disfunciones. Europa, de hecho, ya han puesto en marcha planes de ahorro en verano para acumular el máximo de gas en invierno ante la posibilidad de que Moscú deje de suministralo y habrá iniciativas mayores en septiembre.

No es de extrañar la preocupación por los precios y que la moderación de su evolución en EEUU en julio hasta el 8,5%, frente al 9,1% del mes anterior desatara cierta euforia bursátil. En España está en el 10,8%. Como decía el que fuera presidente del Bundesbank alemán, Karl Otto Pöhl, "la inflación es como la pasta de dientes: una vez que está fuera resulta muy difícil volver a meterla en el tubo". Y la evolución del índice de precios de consumo (IPC) ha relevado al menos este año al crecimiento económico en el apartado de inquietudes e incertidumbres, si bien la primera acaba impactando en el segundo. Un ejemplo son unas menores expectativas de consumo de las familias, especialmente las de menor renta, como indica un reciente estudio del Banco de España y las estimaciones de crecimiento de cara a 2023. Es un primer indicador de que el otoño y el invierno pueden ser peores que lo que ha sido la primera parte del ejercicio, que se ha beneficiado del auge del turismo después de desaparecer la práctica totalidad de las restricciones por la pandemia del covid-19.

Proyecciones de crecimiento del PIB.

Proyecciones de crecimiento del PIB.

El Gobierno, en su actualización de las previsiones macroeconómicas para empezar a elaborar los Presupuestos Generales del Estado para 2023, mantiene que el producto interior bruto (PIB) experimentará un alza del 4,3%. Ninguna de las otras estimaciones que se han publicado hasta la fecha se separa mucho de ese cálculo. La previsión más pesimista es la del Consejo General de Economistas, que la ha situado en el 3,9% y con perspectivas de caer en una recesión. Eso supondría dos trimestres consecutivos de descenso del PIB, como ha sucedido en EEUU.

Eso podría pasar, según los economistas, el último trimestre de este año (ya que el tercero mantendrá el empuje que proporciona una temporada turística muy prometedora) y el primero del año que viene. De hecho, las correcciones a la baja se dan más de cara a 2023. Incluso el Ejecutivo central la ha situado en el 2,7%, ocho décimas por debajo de lo que había estimado anteriormente. Con el Consejo General de Economistas como el menos optimista, con una previsión de entre el 1,7% al 1,8%, el consenso medio de Funcas, que recoge las estimaciones de 19 servicios de estudios, lo sitúa en el entorno del 2,5%.

Las previsiones de todo tipo de entidades, públicas y privadas, destacan el índice de precios de consumo (IPC), cuya evolución no para de corregirse al alza, justo lo contrario de lo que sucede con el PIB para el año que viene, con el riesgo de la estanflación, o sea de estancamiento económico combinada con elevados precios.

Una de las grandes incógnitas será la evolución de la inflación, para la que las previsiones no paran de corregirse al alza. La Fundación de las Cajas de Ahorros, Funcas, la sitúa este año en el 8,8%. Eso supondrá un enorme coste para las pensiones, pues ya está en vigor la revisión de la cuantía de las prestaciones de acuerdo a la inflación media del año anterior y cada punto de índice de precios de consumo (IPC) adicional supone unos 1.800 millones de euros, según los cálculos del Banco de España. El Gobierno, de hecho, ha incluido en el techo de gasto para los Presupuestos del año que viene, que asciende a un récord de 198.221 millones de euros, una transferencia de 19.888 millones a la Seguridad Social.

Proyecciones de crecimiento del IPC.

Proyecciones de crecimiento del IPC.

Es verdad que ninguna de las previsiones actuales apunta directamente a una recesión, que serían dos trimestres consecutivos de descenso del PIB, tal como ha sucedido en EEUU, a pesar de que las autoridades confían en salir del bache de forma rápida. De hecho, la Reserva Federal, el banco central de la primera potencia económica, mantiene su política agresiva de subidas del precios con dos alzas consecutivas de 0,75 puntos que han situado el precio del dinero en el 2,25%/2,50%. La prioridad es combatir la inflación. En Europa, aunque más tarde y con menor agresividad, el objetivo es también devolverla al entorno del 2%.