La guerra de Putin contra Ucrania ha agudizado la crisis energética a la que se enfrenta Europa, que registra de nuevo precios de gas y electricidad récords y unas perspectivas poco halagüeñas que auguran facturas de energía desbocadas al menos hasta 2023. Un escenario que ha obligado a la Comisión Europea a repensar la lista de medidas con la que frenar la escalada de precios y reducir la elevada vulnerabilidad y dependencia de Rusia, que vende a la UE el 40% del gas que consume. Según un borrador al que ha tenido acceso El Periódico de Catalunya, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, el plan que adoptará este martes el Ejecutivo comunitario pone el acento en diversificar el suministro energético, acelerar la implantación de las energías renovables y la eficiencia energética aunque pasa de nuevo de largo de la principal reivindicación del Gobierno español: desvincular el precio del gas del de la electricidad.

A lo único que se compromete de momento la Comisión Europea es a organizar un evento de expertos de alto nivel sobre el diseño del mercado de la electricidad en el que reunir a productores, operadores, reguladores y académicos. Un foro que servirá para aportar “opiniones y comentarios” al informe final que la Agencia de Cooperación de los Reguladores Europeos (ACER) presentará en abril, en respuesta a la caja de herramientas planteada por Bruselas en octubre pasado. Desde entonces, y hasta el pasado 16 de febrero según el balance, un total de 24 Estados miembros han adoptado medidas para abaratar la factura de la luz de 71 millones de consumidores europeos y varios millones de pymes por valor de 23.000 millones de euros.

Pese a la reforma reclamada por España o Francia y al “deterioro” de la situación, Bruselas insiste en el documento, que todavía puede ser objeto de cambios de última hora, que el marco legal actual del mercado de la electricidad ya permite una intervención pública “específica” y “calibrada” en la fijación de precios para frenar el impacto de las subidas en los hogares más vulnerables e incluso, en algunas circunstancias, también para los hogares en general y las pequeñas empresas.

Beneficios de eléctricas

Para mantener precios asequibles, la Comisión sugiere a los Estados miembros la posibilidad de introducir “excepcionalmente” medidas fiscales con las que captar parte de los beneficios obtenidos por las eléctricas con el alza de los precios y redistribuirlos para aligerar la factura de los consumidores. “La redistribución de los ingresos evitaría en parte que los elevados precios actuales del gas aumenten los costes soportados por los clientes finales”, sostiene el borrador que incide en que una medida de este tipo tendría que diseñarse “cuidadosamente” para evitar “distorsiones innecesarias del mercado” al tiempo que incentive las inversiones en energías renovables

Esto significa limitar la medida en el tiempo -hasta el 30 de junio de 2022-, vincularla a una situación de crisis específica, no aplicarla con carácter retroactivo, no afectar a la tendencia del precio de la electricidad a largo plazo ni a la parte estructural de una subida global de precios. El plan también apunta a la importancia de conseguir un mercado de la electricidad bien conectado e integrado como escudo frente a las interrupciones del suministro y apuesta por seguir trabajando para hacer realidad el objetivo de interconexión eléctrica de al menos el 15% para 2030.

Reducir el gas ruso

El foco de la nueva comunicación, retrasada una semana por la guerra en Ucrania, está puesto sin embargo en Rusia y en cómo reducir la enorme dependencia europea del gas ruso. Un objetivo que pasa, en primer lugar, por la diversificación de las fuentes de suministro aumentando las importaciones de gas natural licuado (LNG), que se han disparado en estos primeros meses del año. Aún así, las reservas europeas de gas se situaban a mediados de febrero en el 31%, un 9% por debajo que en años anteriores, y podrían reducirse a entre un 10 y 22% para mediados de abril. “Estos bajos niveles aumentan la volatilidad de los precios y plantean la posibilidad de que los precios sigan siendo altos durante el verano, cuando habrá que reponer las existencias de gas”, señala la Comisión que sostiene que para prepararse para el próximo invierno la UE debería aumentar sus reservas de gas al menos hasta el 80% para el 30 de septiembre

Entre las posibles medidas que podrían adoptar los gobiernos: la obligación de almacenar un volumen mínimo de gas en los almacenes subterráneos, la obligación para los propietarios de los almacenamientos de licitar las capacidades o la obligación para los gestores de las redes de transporte de comprar y gestionar reservas estratégicas de gas. Para incitar a aumentar las reservas el marco legislativo actual garantiza una rebaja de al menos el 50% de las tarifas de transporte para el almacenamiento. La intención de Bruselas, por confirmar, es elevarlo al 100%. La comunicación también confirma la voluntad de Bruselas de imponer a los Estados miembros la obligación legal de garantizar “un nivel mínimo de almacenamiento” antes del 30 de septiembre de cada año y la creación de un proyecto piloto de compras conjuntas de gas.

“La evolución de los mercados energéticos en los últimos meses ha puesto de manifiesto la necesidad de acelerar la transición a la energía limpia y reducir definitivamente nuestra dependencia de las importaciones de gas natural”, defiende la Comisión en la estrategia que aboga por impulsar las energías renovables y la eficiencia energética. En este terreno el nuevo plan contempla reducir los obstáculos para las inversiones en renovables, medidas para impulsar la energía solar, el hidrógeno o reforzar la producción de biogás con el objetivo de producir 35.000 millones de m3 para 2030.