El nuevo año arranca con cambios de calado en el recibo de la luz. La retirada de algunas de las medidas del plan de choque que el Gobierno aplicó contener la subida de la factura ha hecho que desde el 1 de enero se recuperen las grandes diferencias de precio final de la electricidad en función del momento del día en que se consuma y ahora vuelve a no ser lo mismo para el bolsillo del cliente a qué hora se hace el consumo, tras meses en que esas diferencias se habían diluido. Con los nuevos cambios, de nuevo es más barato poner la lavadora de madrugada.

El pasado 1 de junio se produjo una auténtica revolución en la factura eléctrica de todos los consumidores con la aplicación de diferentes precios en la parte regulada del recibo en diferentes tramos horarios, siendo más baratas las horas con menor demanda (de madrugada) y más caras las horas en que se concentra mayor consumo.

A mediados de septiembre, las medidas del Gobierno para amortiguar la subida del recibo, que incluían drásticas rebajas en la parte regulada de la factura, hicieron que esas diferencias de precio entre horas se redujeran al mínimo. Y ahora la retirada de esos descuentos extraordinarios conlleva que vuelvan a notarse los distintos tramos horarios. Tres cambios de calado en la factura de todos los clientes en apenas seis meses.

Punta, valle y llana

El objetivo de la reforma que entró en vigor en junio con distintas franjas de precios por horas era incentivar a los clientes para que trasladen parte de su consumo eléctrico a los momentos de menor demanda simultánea para evitar saturaciones del sistema y hacer innecesarias nuevas inversiones en ampliar las infraestructuras.

Se empezaron entonces a aplicar diferentes tramos de precios en la parte regulada del recibo: horas valle (de 00.00 a 08.00 horas), horas llanas (de 08.00 a 10.00 h, de 14.00 a 18.00 h, y de 22.00 a 00.00 h) y horas punta (de 10.00 a 14.00 h y de 18.00 a 22.00 h). Eso en los días laborables, porque los fines de semana todo el día recibía el tratamiento de hora valle.

La parte regulada del recibo la integran los cargos -que fija el Gobierno y que sirven para pagar la retribución a las renovables o para pagar deuda del sistema eléctrico- y los peajes -establecidos por la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) y que financian los costes de las redes de transporte y distribución-. Y con el nuevo sistema que entró en vigor en junio cargos y peajes eran mucho más caros en las horas punta, algo más caros en las horas llanas y en las horas valle eran más baratos para fomentar un consumo más eficiente del cliente.

Con la entrada en vigor del nuevo modelo de franjas horarias no tardó en saltar la polémica y las chanzas sobre la necesidad de que los consumidores se levantaran de madrugada para encender la lavadora o para planchar con el objetivo de cazar esas horas del día en que la luz era más barata, empujando incluso al Gobierno a aclarar que las nuevas tarifas buscaban ir modificando hábitos de consumo para hacerlos más razonables, pero que nunca se había pedido a los usuarios que trastocaran su vida cotidiana. “No recomendaría a mi madre que se levantara a las 2 de la mañana para planchar”, llegó a decir la vicepresidenta Teresa Ribera.

¿Mejor después de comer?

Desde que arrancó la nueva tarifa y durante todo el verano, lo más habitual era que la franja con la electricidad más barata del día fuera entre las 4 y las 6 de la madrugada y que la más cara se situara entre las 20.00 y las 22.00 horas, fruto de la combinación de los precios que marca el mercado mayorista por horas y de los diferentes cargos y peajes de cada momento.

La diferencia entre la hora más barata y la más cara era amplia, y muchos días el precio final -medido en euros por kilovatio hora- se duplicaba entre una y otra, según se recoge en los registros de Red Eléctrica de precios por horas para los clientes acogidos a la tarifa regulada (o Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, PVPC).

A mediados de septiembre, el Gobierno puso en marcha un plan de choque para amortiguar la subida del recibo de la luz en plena ola de alzas desorbitadas, que además de una fuerte rebaja de impuestos (que ya empezó a aplicarse en julio) incluía un drástico recorte de la parte regulada de la factura. El Ministerio para la Transición Ecológica aplicó una reducción temporal del 96% de los cargos incluidos en el recibo de luz y, con ello, prácticamente dejó sin efecto las diferencias de precio entre los tres tramos horarios.

La horquilla de precio entre la hora más cara y la más barata se redujo notablemente una vez que el impacto de los cargos se diluyó al mínimo con la rebaja decretada por el Gobierno. Se registraron días excepcionales en los que la gráfica de la evolución horaria de los precios eléctricos prácticamente fue plana y las ventajas de desplazar consumo a momentos de menor demanda se difuminaron casi por completo. Además, entre mediados septiembre y fin de diciembre, en casi un tercio del total de días transcurridos la hora más barata de la jornada dejó de registrarse de madrugada para colocarse entre las 15.00 y las 17.00 horas.

Año nuevo

Con el mercado mayorista eléctrico aún desbocado y con el mercado de futuros anticipando que los precios altos persistirán este año, el Gobierno ha decidido mantener las rebajas de impuestos del recibo hasta abril, pero retirar los descuentos extraordinarios de los cargos eléctricos desde el 1 de enero. La nueva hoja de cargos para 2022 elimina esa rebaja excepcional, así que a partir de enero vuelven a aplicarse con normalidad y, con ello, se produce una subida del recibo de todos los clientes eléctricos españoles en relación a lo que pagaban hasta el 31 de diciembre.

La orden de cargos publicada en el BOE conlleva fuertes incrementos en todos los segmentos tarifarios de clientes, para todos los tramos horarios y tanto en los cargos que se aplican al término de potencia como el que se aplica a la energía consumida en relación a los que se pagaban hasta fin de año.

Desde el Gobierno se subraya, sin embargo, que su propuesta de cargos para el próximo año representa una rebaja en relación a la media de cargos del conjunto de 2021 (incluidos los ocho meses y medio de cargos normales y los tres meses y medio de rebaja extraordinaria). Según los cálculos gubernamentales, para hogares y pymes la rebaja de cargos será del 32,8% en relación a todo el año pasado y para el resto de tipos de consumidores la rebaja oscila entre el 33% y el 28% en función de los segmentos tarifarios. En paralelo, la CNMC ha establecido para este año una rebaja del 4,6% de los peajes, la otra pata de la parte regulada de la factura.

Con estos nuevos cambios en la parte regulada de la factura y el fin de algunas de las medidas extraordinarias, volverá a notarse en el precio final que pagan los clientes las diferencias entre las horas punta, llanas y valle. Desde el 1 de enero, la variación entre la hora más barata y la más cara ha vuelto a ampliarse (en esta semana, en varias jornadas la diferencia entre una y otra ha hecho que los importes lleguen a duplicarse). Y, claro, vuelve a ser netamente más barato poner la lavadora o planchar de madrugada.