En su segundo aniversario, las costuras de la coalición de PSOE y Unidas Podemos vuelven a tensarse.Una vez más, las palabras de Alberto Garzón sobre la carne han levantado ampollas en el sector socialista del Gobierno. Esta vez, el ministro de Consumo ha criticado las macrogranjas instaladas en España y la escasa calidad del producto que importan, lo que le ha valido los reproches de la oposición y la desautorización por parte del Ejecutivo. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, aseguró que eran unas declaraciones hechas a "título personal" y dejó en manos de Garzón la decisión de si debe dimitir como exigen el PP y alguno presidente autonómico del PSOE.

"Lo que no es en absoluto sostenible son las llamadas macrogranjas... Encuentran un pueblo en un pedacito despoblado de España y ponen 4.000, o 5.000 o 10.000 cabezas de ganado. Contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados", le atribuyó el diario 'The Guardian' a Garzón en una entrevista que se publicó el 26 de diciembre, pero que no cogió notoriedad hasta el pasado lunes tras las críticas del PP. A las quejas de los populares se han ido sumando varias voces socialistas. Hasta quedarse sin el respaldo de sus socios de Gobierno.

Sin embargo, el ministro de Consumo y coordinador federal de IU se defendió este miércoles argumentando que la entrevista estaba incompleta por "falta de espacio". En la trascripción íntegra que publicó a través de Twitter, esas declaraciones vienen precedidas de una crítica a la emisión de gases invernadero que producen las "20 grandes empresas multinacionales de ganadería industrial". A modo de ejemplo, hablaba después de cómo esas macrogranjas se instalan en España.

Además, en su reproducción de la entrevista no habla de carne de "mala calidad", sino de "peor calidad" que la producida por la ganadería extensiva.

Reivindicar la calidad

Garzón denunció este miércoles que se trata, por tanto, de un bulo impulsado por "el lobby de ciertas grandes empresas que promueven macrogranjas contaminantes". No obstante, su defensa no parece haber convencido al PSOE. Ningún ministro socialista ha salido en su apoyo. Lejos de eso, la portavoz del Gobierno reivindicó que el sector ganadero es "prioritario" para el Ejecutivo "fundamental desde el punto de vista económico". Sobre la "percepción personal" de Garzón, como ella misma matizó, sobre la peor calidad de la carne, Rodríguez subrayó que España no solamente se ajusta a "todos los estándares de calidad", sino que es un país "que emite productos de altísima calidad".

Rodríguez no fue la única compañera del Ejecutivo que se desmarcó de Garzón. La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, recordó que la posición del Gobierno sobre este tema es "muy clara" y recalcó que el propio Pedro Sánchez se "ha pronunciado de forma taxativa su posición a favor del sector ganadero". De esta manera, Alegría recordó también las palabras del presidente del Gobierno cuando afirmó que "un chuletón al punto es imbatibledespués de que Garzón recomendara reducir el consumo de carne.

El distanciamiento de ambas ministras se produjo después de que el presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, reclamara la dimisión de Garzón por esas "desgraciadas e insensatas palabras" y su homólogo en Extremadura y compañero de partido, Emiliano García-Page, exigiera una rectificación.

La contaminación y el maltrato

El ministro de Consumo sí recibió el respaldo de los dirigentes de Unidas Podemos. El secretario general del PCE, Enrique Santiago, reivindicó que todo el Gobierno debería apostar por la ganadería extensiva. El portavoz de los morados en el Congreso, Pablo Echenique, afeó a los socialistas su defensa de las macrogranjas que son "muy contaminante" y que "maltratan" a los animales.

Incluso, la vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, en una muestra de apoyo tibia, pero inconfundible, aseguró que hay que "denunciar aquellas prácticas minoritarias que agravan la crisis climática".

Críticas desde la derecha

El pasado martes, la derecha cargó contra Garzón con vehemencia. El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, del PP, no dudó en convertir el asunto en punta de lanzar de su recién inaugurada precampaña electoral. El candidato popular a la reelección exigió en Twitter la "rectificación o dimisión" del ministro por el supuesto "ataque" a los ganaderos castellanoleoneses.

El propio Pablo Casado, líder de los conservadores, recogió el guante, para reclamar "responsabilidades y una rectificación inmediata". En su opinión, "es inaceptable que el Gobierno diga a la prensa extranjera que 'España exporta carne de mala calidad de animales maltratados'".

Por su parte, Ciudadanos ha registrado en el Congreso una proposición no de ley con la que persigue que la Cámara Baja repruebe al ministro por las, a su juicio, "dañinas" críticas realizadas contra el sector cárnico español y en las que demanda, además, más medios para el sector ganadero de nuestro país.

Más duro, el líder de Vox, Santiago Abascal, se expresaba en Twitter: “Para ellos solomillo. Para ti gusanos”.