Las centrales de carbón tienen los días contados en España. Las eléctricas han cerrado ya o han pedido la autorización al Gobierno para poder clausurar todas las plantas de carbón del país (con la única excepción de la central de Aboño, en Asturias, explotada por EDP y que resiste al adiós).

Mientras esperan el ok administrativo para cerrar, las compañías están obligadas a seguir teniendo disponibles sus centrales y a presentar ofertas al mercado eléctrico para producir si es necesario. Y con el mercado eléctrico patas arriba y con precios desorbitados del gas natural, las centrales térmicas que ya se preparaban sólo para cerrar en los últimos meses están disparando su producción y empujan a que España esté aumentando la quema de carbón.

Aún disponibles para el mercado eléctrico están las plantas de Endesa de As Pontes (A Coruña) y hasta hace apenas unas semanas también la de Litoral (Almería); la planta de Viesgo de Los Barrios (Cádiz); y las centrales asturianas de EDP de Aboño y de Soto de Ribera. Tras un descenso de la producción continuado desde hace años, las centrales de carbón activas han roto la tendencia y elevaron su producción un 69% en septiembre; la más que duplicaron en octubre (+124%); y la han aumentado un 77% en lo que va de noviembre.

El peso del carbón sigue siendo muy menor en el conjunto de la generación de electricidad española y no ha dejado de descender en los últimos años: en 2019 las centrales carboníferas aportaron el 4,3% de la electricidad, en 2020 fue sólo el 2% y hasta agosto de este año su peso había descendido hasta el 1,6%. En los últimos meses, ha crecido de manera inesperada, con aportaciones entre el 2,4% y el 2,8%.

Subidas de la luz y el gas

La clave del aumento de la producción de las centrales eléctricas es la combinación del incremento del precio de la electricidad y también del precio del gas natural. Con el mercado de electricidad marcando récords y con precios que superan los 200 euros por megavatio hora (MWh), el carbón consigue producir electricidad siendo rentable.

Con el gas natural con máximos históricos en los mercados internacionales por encima de los 100 euros por MWh, utilizar las centrales de gas -que también han elevado su producción- es más caro que quemar carbón, así que las centrales térmicas están teniendo una inesperada nueva vida.

Las centrales ya las teníamos preparadas para el cierre. Hace unos meses no pensábamos que las fuésemos a utilizar más. Pero la situación de mercado nos está obligando a activarlas”, explican desde una de las grandes eléctricas con centrales aún operativas. “Mientras no tengamos la autorización de cierre, tenemos que seguir yendo al mercado y presentar ofertas. Y con estos precios de la electricidad y del gas, las centrales de carbón están entrando y tienen que producir”.

Además, actualmente y durante las próximas semanas estarán fuera de juego dos centrales nucleares simultáneamente: Almaraz I, en Cáceres, y Cofrentes, en Valencia, han parado para efectuar una recarga de combustible. Con los 2.000 MW de potencia que representan ambas nucleares fuera del mercado, resulta aún más fácil que entre la producción de carbón para cubrir ese hueco.

Vuelve As Pontes

Endesa se prepara para reactivar la próxima semana su central de carbón de As Pontes, en A Coruña. Este año, la eléctrica ya la tuvo que poner en marcha en febrero y en julio, pero en verano tuvo problemas en su funcionamiento y se vio obligada a pararla para realizar labores de acondicionamiento.

Terminados los trabajos, Endesa podrá disponer de manera inmediata de uno de los cuatro grupos de producción de la central y da por hecho que, con la actual situación de mercado, la próxima semana entrará en mercado y tendrá que producir para volcar electricidad a la red.

Endesa ha comprado en las últimas semanas 180.000 toneladas de carbón para atender la más que probable producción que tendrá que afrontar con As Pontes en los próximos meses. Según los datos de la eléctrica, cuando la central coruñesa funcionaba a pleno rendimiento el carbón que quemaba oscilaba entre los 3,5 millones y los 4 millones de toneladas al año.

Endesa acaba de cerrar de manera definitiva la central de Litoral, en Almería, tras recibir la última autorización del Gobierno. La planta de Carboneras durante este año sólo se puso en marcha en enero durante la tormenta Filomena, unas horas en mayo y durante dos semanas entre octubre y noviembre por la situación de mercado y para quemar el carbón de reserva que le quedaba. 

Dos centrales supervivientes

Tras la última oleada de cierres de plantas ya en marcha y sólo a la espera de recibir el permiso del Ministerio para la Transición Ecológica, en España sólo quedará en funcionamiento una central en la Península (la asturiana de Aboño, de EDP) y otra en Mallorca (la de Es Murterar, de Endesa).

El caso de la central de Aboño es particular, ya que además de quemar carbón para generar electricidad, también utiliza los gases siderúrgicos de la planta aledaña de ArcelorMittal y evita así que simplemente sean quemados en una antorcha y emitidos directamente a la atmósfera, en una suerte de proceso particular de economía circular.

La planta mallorquina de Endesa ya ha cerrado dos de sus grupos y mantiene operativos otros dos por seguridad de suministro en las islas y con limitaciones de utilización. Hasta agosto de 2021 ambos grupos podían funcionar un máximo de 1.500 horas anuales y desde entonces se ha reducido 500 horas al año como tope. La central seguirá abierta al ralentí hasta que esté conectado el segundo cable de conexión entre la Península y Mallorca que, en principio, debería estar operativo antes de 2026.