El actual nivel mínimo histórico de los tipos de interés oficiales permanecerá previsiblemente sin cambios durante varios años más. Así lo ha venido a sostener este martes la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde: "Esperamos que la inflación converja lentamente hacia el 2%" (es decir, al nivel objetivo de la autoridad monetaria). De forma aún más significativa, la alta funcionaria francesa ha destacado que los analistas privados que consulta la autoridad monetaria prevén que la inflación "suba al 2% y se estabilice en ese nivel solo dentro de cinco años". 

De ser así, el BCE no subiría los tipos hasta unos 18 meses antes del punto de 2026 en que se produzca dicha convergencia de los precios con su objetivo de medio plazo, según establece su nueva estrategia aprobada antes del verano. Se trataría del primer alza desde julio de 2011. El precio oficial del dinero lleva en el 0% desde marzo de 2016, mientras que el interés que el BCE cobra a los bancos por prestarles está instalado en el 0,25% también desde entonces y el que les cobra por guardarles el dinero permanece en el 0,5% desde septiembre de 2019. 

El momento en que el BCE subirá tipos por primera vez en más de una década ha sido objeto de controversia en los últimos tiempos. Hace unas semanas, el diario 'Financial Times' publicó que el economista jefe del organismo, Philip Lane, había anunciado a un grupo de economistas alemanes en un encuentro privado que su institución preveía alcanzar el 2% de inflación en 2025 y, en cualquier caso, "poco después" del final de su horizonte oficial de previsiones (2021-2023). La institución negó lo segundo de forma tajante, pero no fue tan contundente con la fecha de 2025. 

Fenómeno temporal

Los actuales altos niveles de precios se han situado en el centro del debate en los últimos meses ante la posibilidad de que sea un fenómeno más persistente del que estiman los bancos centrales, lo que les obligue a endurecer la política monetaria en plena recuperación. Según las últimas previsiones oficiales del BCE de septiembre, el IPC se situará en el 2,2% este año, el 1,7% el próximo y el 1,5% en 2023, por encima de lo que esperaba en junio (1,9%, 1,5% y 1,4%). El índice subyacente (que no tiene en cuenta los precios energéticos ni de alimentos no elaborados) también se prevé más alto pero por debajo del 2% objetivo: 1,3%, 1,4% y 1,5%, en lugar de 1,1%, 1,3% y 1,4%, respectivamente. 

Lagarde, con todo, ha recordado que el IPC de la zona euro subió al 3% en agosto y ascenderá aún más en los próximos meses, pero ha insistido en que bajar después, ya que responde a causas básicamente "transitorias" motivadas por la reapertura de la economía gracias a la vacunación. "El desafío clave es asegurar que no sobrereaccionemos a los choques transitorios de oferta que no tienen relación con el mediano plazo", ha defendido. El BCE, en cualquier caso, decidió hace unos días reducir el ritmo de compras de deuda y en su reunión de diciembre tiene previsto abordar su estrategia de salida de las medidas extraordinarias para combatir la pandemia, lo que tendrá un cierto efecto alcista en los tipos de interés del mercado.