Revisa el INE el crecimiento del segundo trimestre dos días después de que el gobierno, a través de la vicepresidenta económica, confirmase su cuadro económico, base de los próximos PGE. Y los nuevos datos de Estadística dejan en papel mojado los números, un asunto de bastante más trascendencia de lo que parece a simple vista. Pero, realmente, no tiene sentido cuestionar el anuncio de Nadia Calviño, realizado con la información disponible y menos aún, el trabajo del INE, reconocido como uno de los mejores servicios estadísticos de la eurozona, como ya dijo Eurostat en su día. El foco de estos nuevos datos está en la auténtica situación y evolución de la economía española, más débil y precaria de lo que se ve en muchos despachos oficiales, donde se cree en una realidad en la que las empresas y el tejido productivo del país viven, o van a vivir muy pronto, un boom sin precedentes tras la pandemia. Este baño de auténtica realidad, la de la calle, la de una inmensa mayoría de empresas de tamaño reducido, microempresas y pymes, no puede soportar ahora mismo más costes e impuestos sencillamente porque el rebote pospandemia es significativamente menor de lo supuesto. Lo cual, viene a confirmar aquello de que lo que no son cuentas, son cuentos.