Presenta la OCDE su informe de semestre, cuyo cuadro macroeconómico mundial hará público mañana y reitera las recomendaciones habituales a nuestra economía: siguen ustedes en estado crítico y necesitan recuperarse. Posiblemente, lo hagan antes de lo previsto, de hecho esperamos un crecimiento vigoroso en 2022 pero, mientras llega, tienen que seguir ayudando a su tejido productivo, a sus empresas, cueste lo que cueste. Cuando se confirme la recuperación, entonces deberán comenzar a reducir déficit y deuda. Y deberán hacerlo con una estrategia prevista de antemano en la que pueden subir impuestos y reducir gasto y ensanchar la base de la actividad económica, facilitar la marcha y creación de empresas para aumentar la recaudación.

Es decir, sean muy cuidadosos en elegir el momento en el que proceder a la consolidación fiscal (reducción de déficit y deuda), porque de ahí va a depender la salida de verdad de la crisis.

Sin embargo, cada vez que se habla de subir impuestos (nunca de reducir gasto) hay una cla que aplaude descontrolada como si todos fuésemos parientes del viejo Rockefeller. ¿Por qué? ¿Por convicción ideológica? No, hombre, no. Por pura estulticia. Sí, eso, la ignorancia. Es lo que hay.